Empresas y finanzas
Elon Musk, ganador inesperado de la guerra: SpaceX y Starlink se quedan sin rivales tras la marcha de Rusia
- 10 de los 18 lanzamientos previstos para estos dos años han sido cancelados
Víctor Ventura, Javier Barriocanal
La invasión rusa de Ucrania ha tenido un efecto inesperado: poner punto y final a las décadas de cooperación entre Occidente y Rusia en la industria aeroespacial. El resultado está siendo la cancelación masiva de los despegues en los que participa Rusia, directa o indirectamente. Y una persona ha salido como la principal beneficiada de esta situación: Elon Musk, cuya empresa SpaceX se ha quedado prácticamente sin rivales de la noche a la mañana.
Este jueves, Rusia anunció que dejaría de vender motores a los cohetes espaciales estadounidenses en respuesta a las sanciones occidentales contra el país. Por descontado, cualquier vuelo previsto que usara una nave rusa quedaba también descartado. De un plumazo, 10 de los 18 despegues previstos para 2022 y 2023 quedaban cancelados. Y de los 8 restantes, 6 tienen una cosa en común: usan la tecnología de SpaceX, una de las pocas en el planeta que no depende en absoluto de materiales rusos.
Con la marcha de Rusia del mercado, la lista de organizaciones capaces de poner cohetes en órbita se reduce drásticamente. Entre ellas están JAXA (la agencia espacial japonesa), Sierra Nevada Corporation (EEUU) o Blue Origin, la firma de Jeff Bezos, todas ellas con una capacidad a corto plazo inferior a la de las firmas rusas. Blue Origin va con retraso a la hora de suministrar suficientes motores para el programa Vulcan de United Launch Alliance, el consorcio aeroespacial de Boeing y Lockheed Martin. Y la Agencia Espacial Europea se ha visto obligada a paralizar el programa ExoMars de exploración marciana, que iba a realizar junto a Roscosmos, la agencia espacial rusa.
Con esta lista de cancelaciones, el mayor beneficiado es SpaceX, la firma que más cohetes ha logrado lanzar al espacio de forma frecuente y fiable en los últimos años sin tecnología rusa. Todos sus despegues siguen en marcha, y todo indica que empezará a recibir muchas más ofertas en los próximos meses si no hay un cambio brusco en la política de sanciones.
OneWeb, en la lona
Pero las buenas noticias para Musk no acaban allí. SpaceX lleva desde 2015 desarrollando una red de satélites para dar acceso de alta calidad a internet en todo el mundo, llamada Starlink. Su principal competidor es OneWeb, un consorcio entre el Gobierno británico y la europea Airbus. La gran diferencia clave entre estas dos firmas es que OneWeb utiliza naves Soyuz rusas para lanzar sus satélites, mientras que Starlink usa las naves de su matriz, SpaceX.
El efecto de las sanciones rusas ha sido tumbar los seis lanzamientos programados por la firma europea para el próximo año, lo que pone su situación en duda. Este mismo viernes, uno de los cohetes ha sido retirado de la base de Baikonur (Kazajistán) tras la cancelación del despegue. Mientras, Musk ha llevado Stalink a Ucrania, para proveer de internet a las zonas afectadas por los bombardeos rusos, aunque advirtiendo de que su uso puede suponer una 'diana' para el ejército invasor.
La mayor pregunta de estas sanciones y la ruptura Rusia-Occidente es cuántos daños supondrá para la investigación científica a medio plazo, especialmente vistos los daños al programa de exploración de Marte. Y, a corto, el principal problema lo tienen los habitantes de la Estación Espacial Internacional, que han visto diezmada la lista de lanzamientos que les comunicaban con la Tierra. La guerra ha llegado al espacio, de una forma pacífica, pero con la ciencia como mayor víctima... y Musk como ganador.