El imperio Facebook entra en el desguace antimonopolio de los EEUU
- El gigante recibe un aluvión de demandas que limitarán su crecimiento a través adquisiciones
José Luis de Haro
Dando a la gente el poder de compartir, estamos haciendo el mundo más transparente". Este ha sido el mantra con el que Mark Zuckerberg ha erigido un coloso cuya capitalización equivale ya al PIB nominal de países como Arabia Saudí o Turquía. Solo en el tercer trimestre de este año, la red social más grande del mundo facturó ingresos por valor de toda la economía de Zimbabue
Cifras de vértigo que se combinan con cerca de 2.740 millones de usuarios mensuales activos en su plataforma homónima pero que ascienden hasta los 3.140 millones cuando se suman WhatsApp, Instagram o Messenger. De nuevo superando la población combinada de China y la India, si echamos mano de los datos que cotejaba el Banco Mundial hace dos años. Un regimiento de información personal, empleados, contratistas y hasta detractores en manos de un joven de 36 años.
Y es que en su propio informe anual de 2019, entre la retahíla de riesgos que enumeró la compañía en el documento presentado ante la Comisión de Mercados y Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés), Facebook reconocía que su consejero delegado y co-fundador "tiene control sobre la toma de decisiones clave como resultado de su tenencia de la mayoría del poder de voto del capital social".
Fiscalía de Nueva York: "Facebook ha utilizado su dominio y su poder de monopolio para aplastar a los rivales más pequeños y eliminar la competencia"
Es decir, Zuckerberg posee la capacidad de dominar el resultado de todas las cuestiones sometidas a votación entre los accionistas de la red social, incluida la elección de los directores del consejo de administración, que el mismo preside, así como cualquier fusión, consolidación o venta de activos. Y es en este último punto donde este multimillonario con una fortuna de 102.100 millones de dólares, según el ranking de Forbes, podría volver a pillarse los dedos con los reguladores estadounidenses.
En un doble revés que la compañía ya atisbaba desde comienzos del verano del año pasado, la Comisión Federal de Comercio (FTC por sus siglas en inglés) y 46 estados (más el Distrito de Columbia así como el territorio de la isla de Guam) presentaron esta semana sendas demandas antimonopolio separadas contra Facebook. Acción que sigue a la ya iniciada a finales de octubre contra Google por Departamento de Justicia y once estados del país.
"Durante casi una década, Facebook ha utilizado su dominio y su poder de monopolio para aplastar a los rivales más pequeños y eliminar la competencia, todo ello a expensas de sus usuarios", justificaba el miércoles la fiscal general de Nueva York, Letitia James, quien ha liderado la investigación de los múltiples estados. "Hoy tomamos medidas para defender a los millones de consumidores y muchas pequeñas empresas que han sido perjudicadas por el comportamiento ilegal de Facebook", concluyó.
Por su parte, la FTC alega que la red social ha logrado ilegalmente cuota de mercado a través de las adquisiciones de Instagram y WhatsApp. Es por ello que ha solicitado que los tribunales ordenen a Facebook que desinvierta en ambos negocios. Además, también quiere restringir la capacidad de la compañía de hacer adquisiciones en el futuro.
"Las acciones de Facebook para afianzar y mantener su monopolio niegan a los consumidores los beneficios de la competencia", concluyó Ian Conner, director de la Oficina de Competencia de la FTC, que busca deshacer la conducta de este gigante tecnológico. Cabe recordar que esta agencia ya impuso el año pasado una histórica multa récord de 5.000 millones de dólares por engañar a sus usuarios sobre sus controles de privacidad.
Desde su nacimiento en 2004, Facebook ya ha engullido casi un centenar de compañías
En esta ocasión, la coordinación federal y estatal vuelve a poner en el disparadero a Zuckerberg, quien ha supervisado de cerca el acecho de sus rivales así como las compras de Instagram en 2012 por la que se desembolsó 1.000 millones de dólares; la de WhatsApp en 2014 por alrededor de 19.000 millones de dólares; o la de la compañía de realidad virtual Oculus VR a cambio de cerca de 2.000 millones de dólares. Desde su nacimiento en un dormitorio de la Universidad de Harvard, allá por 2004, Facebook ha engullido casi un centenar de compañías, entre ellas la española PlayGiga.
En un comunicado, la vicepresidenta y consejera legal de la compañía, Jennifer Newstead, calificó la demanda de "revisionista", señalando que Facebook ha invertido miles de millones de dólares para hacer de Instagram y WhatsApp lo que son hoy en día. No solo eso. También advirtió que esta demanda corre el riesgo de sembrar dudas sobre el propio proceso de revisión de compras y fusiones del gobierno estadounidense generando así desconfianza entre las empresas.
Kevin Systrom, co-fundador de Instagram, accedió a negociar con la red social porque temía que Zuckerberg "entrase en modo de destrucción"
Facebook tiene razón al decir que las empresas que adquirió en 2012 y 2014 no se asemejaban ni por asomo a su tamaño actual. Instagram tenía alrededor de 30 millones de usuarios en el momento de su adquisición mientras que WhatsApp contaba con 450 millones de usuarios cuando la red social llamó a su puerta.
Sin embargo, los reguladores podrían concentrarse en el proceso y el papel jugado por Zuckerberg a la hora de orquestar estas operaciones. Al fin y al cabo, la demanda presentada por los fiscales generales hace referencia a las pruebas que afloraron durante una investigación llevada a cabo por la Cámara de Representantes de EEUU en las que se pone de manifiesto, por ejemplo, que Kevin Systrom, co-fundador de Instagram, accedió a negociar con la red social porque temía que Zuckerberg "entrase en modo de destrucción" si se negaba. Algo que refleja la influencia de Facebook para dañar a sus competidores, según refleja el Wall Street Journal.
Aún así esto no implica que la partición o desinversión esté asegurada. Una ruptura forzada de Facebook dependerá de cómo se interpreten y apliquen las leyes antimonopolio a este lado del Atlántico. Estas comenzaron a cambiar en la década de los 70 cuando se empezó a enfatizar el bienestar del consumidor, no sólo el tamaño de la empresa. El dominio de Facebook (incluido Instagram) no ha dado lugar explícitamente a un aumento de los precios para el consumidor, ya que los servicios siguen estando totalmente respaldados por la publicidad.
"El efecto de red de la compañía beneficia a los clientes actuales a medida que más usuarios se incorporan a la plataforma. Además, existe competencia en el mercado de las redes sociales, donde los costes de cambio son mínimos. Pinterest, Snap y Twitter han acelerado el crecimiento de los usuarios, su monetización y han surgido nuevos competidores como TikTok", explica Ali Mogharabi, analista de Morningstar.
Según su punto de vista, desguazar Instagram y WhatsApp de Facebook probablemente también perjudicaría a los anunciantes. El negocio de la red social se ha globalizado creando así un fuerte compromiso entre los usuarios en casi todos los países del mundo, algo que ha permitido que los precios de los anuncios hayan bajado en general durante los últimos años.
La experiencia de Microsoft
La demanda antimonopolio de EEUU contra Microsoft representa uno de los ejemplos más recientes sobre este asunto a este lado del Atlántico. En 1992 se inició una cascada de litigios por la posición dominante del gigante de software en la industria centrándose principalmente en la decisión de la compañía de combinar su navegador Internet Explorer con su sistema operativo Windows. El caso US vs. Microsoft fue presentado en mayo de 1998 y un juez ordenó que la compañía se partiera en dos en junio de 2000. Sin embargo, la decisión fue revocada en una apelación en junio de 2001 y dio lugar a un acuerdo que incluyó un decreto de consentimiento, en virtud del cual Microsoft cambió algunas de sus prácticas comerciales, como los acuerdos de exclusividad. Según David Kostin, estratega de Goldman Sachs, el riesgo para Facebook puede ser incluso mayor que el de otras empresas tecnológicas, debido no solo a las preocupaciones monopolísticas sino también a la forma en que gestiona la privacidad de los datos de sus usuarios.