Las nuevas subastas de renovables introducirán el riesgo del mercado
- Las tarifas obtenidas en las pujas sólo aportarán parte de los ingresos de las plantas
- Las ofertas de los concursantes tendrán un suelo para evitar bajas temerarias
- Habrá un procedimiento de precalificación para evitar la especulación
Tomás Díaz
El Gobierno está trabajando en un modelo de subastas para adjudicar nuevas plantas renovables que introducirá el riesgo del mercado en los ingresos finales de las instalaciones. Los promotores, tras un proceso de precalificación, pujarán por un precio de la energía -en sobre cerrado, con umbrales mínimos para evitar bajas temerarias-, pero parte de los ingresos finales vendrán directamente del mercado y se modularán en función del valor aportado al sistema, por el grado de gestionabilidad, la localización o la madurez de las tecnologías.
Así lo ha explicado Joan Groizard, director general del Instituto para la Diversificiación y el Ahorro de la Energía (Idae), entidad dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), durante la jornada Experiencia de las subastas y previsiones futuras: tramitación, acceso a la red y cobertura de precios, organizada por la Asociación Empresarial Eólica (AEE) celebrada el jueves en Madrid.
Groizard ha expuesto al auditorio que el Gobierno tiene "muy avanzado" un diseño de subastas para los próximos años -se quieren poner en almoneda un mínimo de 3.000 MW anuales- en el que los promotores competirán por obtener un precio fijo para una parte de su producción eléctrica, con la intención de aportar visibilidad a los costes de las tecnologías; el resto de la producción recibirá directamente el precio del mercado, "introduciendo su riesgo".
Los ingresos totales, por otro lado, se complementarán con otros elementos "que aporten valor al sistema eléctrico", como su gestionabilidad -la capacidad de adaptarse a las necesidades de cada momento-, su localización -atendiendo a criterios de Transición Justa-, o la madurez tecnológica, tal y como adelantó elEconomista.
En este sentido, se prepara un marco específico para la eólica marina y ha aclarado que no se plantea exigir manufactura nacional de los equipos -práctica denominada local content-, pero que no descarta aplicar elementos como otorgar ventaja a la proximidad de fabricación por sus menores impactos ambientales.
Además, las empresas tendrán que superar un proceso de precalificación para participar en los concursos -"las plantas tendrán nombre y apellidos", ha dicho-, al objeto de evitar la especulación, y deberán presentar sus ofertas en sobre cerrado. Se incluirán umbrales de precios máximos y mínimos, principalmente para evitar bajas temerarias que desvirtúen las pujas, y la selección no atenderá a muchos parámetros para facilitar la entrada de agentes y aumentar la competencia.
Groizard ha puntualizado que la idea que impulsa el nuevo modelo de subastas es trasladar las rebajas de costes que han experimentado las renovables en los últimos años a los precios abonados por consumidores cuanto antes, algo que además de incrementar las rentas y la competitividad de la economía, "aportará credibilidad al proceso de transición energética".
En el primer trimestre del año
Para implantar el nuevo modelo, primero hay que revisar la legislación actual, en el que se plantean las subastas de un modo excepcional -debe ser algo habitual, con un calendario prefijado- y hay que modificarlo. El Gobierno quiere habilitarse para ello con la nueva Ley de cambio climático y transición energética, que el martes se comprometió a remitir al Congreso para su tramitación durante el primer trimestre del año.
El Ejecutivo lleva meses trabajando en el desarrollo reglamentario -"hay mucho trabajo adelantado"-, de modo que su entrada en vigor podría ser relativamente rápida. Groizard ha insistido en que el modelo aún no está cerrado y que está abierto a contrastarlo con el sector y tener en cuenta sus comentarios y aportaciones.