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Randstad: "Es erróneo pensar que el empleo que crean las pymes es de peor calidad"

  • "Al 55% de empresas que crea empleo les cuesta encontrar candidatos"
Valentín Bote, director de Randstad Research. <i>Imagen de Dani G. Mata</i>

Juan Ferrari

El Boletín del Empleo en las Pymes se hace con datos de la Seguridad Social, lo que arroja diferencias con la EPA. No contempla a los autónomos, solo los asalariados de empresas jurídicas. Valentín Bote, director de Randstad Research, explica que tiene su importancia en las micropymes, con una línea difusa entre empresa y autónomo. Más noticias en la revista gratuita elEconomista Pymes, Autónomos y Emprendedores

¿Cuáles son las previsiones de empleo para el año que viene?

Se prevé que va a ser un año relativamente bueno, aunque 2015, 2016 y este 2017 han sido mejores, con crecimientos del 3%, cuando para 2018 nos alineamos en torno al 2% para el conjunto del mercado laboral.

¿Y por tamaño de empresa?

Las micro son las que crecen más. ¿Qué explicación damos? En el momento en que la economía empieza a tirar en 2014, se produce un crecimiento muy diferenciado según tamaño de empresa. El empleo crece en las más grandes, y luego hay un movimiento hacia abajo. Las que han tenido un papel más discreto, las micropymes, empiezan a tirar ahora.

¿Se podría concluir que ahora las micropymes están más sanas?

Son muchos factores. Tienen mejores condiciones de financiación. Pero también, para estas empresas crear empleo es una decisión muy dura y deben estar seguras de que el futuro está consolidado. Han esperado para dar este paso, lo que denota que tienen una mayor confianza. 2017 está siendo récord en número de contratos, pues es la primera vez que en varios meses se superan los 2 millones. Y no sólo contratos temporales, también están en récord los indefinidos. De hecho, en 2017 crece más rápido la contratación indefinida que la temporal, una señal de que el contratador ve una perspectiva positiva a medio y largo plazo, no sólo a corto.

¿Por qué pymes y empresas medianas crecen a menor ritmo?

El boletín arroja un crecimiento para microempresas del 3,2%, mientras que las pequeñas empresas estarán en el 1,7%, las medianas al 1,5%. El consenso de previsiones de crecimiento del empleo arroja un 2,3% para 2018. No obstante, me cuesta pensar que llegemos tan fácil a 20 millones de empleos en 2019 -como ha vaticinado Mariano Rajoy-. Antes de la crisis, teníamos 20 millones, pero estábamos en lo alto de una burbuja y una parte de ese empleo no se sostiene sin burbuja. Ahora hay un problema complejo de recualificación de empleados. Me cuesta creer que se pueda seguir creando medio millón de empleos al año. Nuestro planteamiento es crecer en torno a los 400.000 empleos el año próximo. Pero es verdad que nos equivocamos al decir que en 2016 se iban a tocar máximos, cuando este año será máximo cíclico. Aunque ya hay datos del PIB que anuncian que se va a girar a crecimientos menores, por lo que hacer previsiones más allá de un año es ciencia ficción, pues no sabemos cómo será la inclinación de la pendiente.

¿Están notando que las pymes se están encontrando con un desfase entre la oferta y la demanda de empleos cualificados?

Hemos hecho un estudio entre nuestros clientes, que vamos a publicar los próximos días. El 92% han contratado en los dos últimos años y de ellas, el 55% tuvo dificultades para encontrar perfiles adecuados. Algo que sucede entre las grandes y las pequeñas empresa. Filtramos para saber si el problema era la calidad de las ofertas y hemos visto que existe un problema genuino de desfase entre los perfiles solicitados y la cualificación de los candidatos, pues no todas las ofertas eran malas.

¿En qué perfiles cuesta encontrar candidatos?

En informática, ingenierías y ciertos perfiles cualificados.

Pero universitarios hay muchos en España.

En otro estudio analizamos la demanda de perfiles STEM -ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas-. Llama la atención que ha descendido la matriculación en estas carreras; la proporción sobre el conjunto de los universitarios ha caído del 30 al 26% en siete años. Ese sí es un problema genuino y grave. Estos perfiles tienen el futuro asegurado y, además, están muy bien valorados también fuera de España.

¿Están detectando este fenómeno en el día a día de Randstad?

No sólo en perfiles más tecnológicos. La digitalización también es el camarero que toma la comanda con un dispositivo electrónico. En los perfiles de más baja cualificación se están introduciendo elementos tecnológicos que hace más complejo que un trabajador no cualificado, o sin recualificación, pueda encontrar empleo como hace unos años. Es un problema nacional, pues dos tercios de los parados tienen una cualificación que hace muy complejo que puedan volver al mercado de trabajo de manera estable.

¿Pero siempre se les puede dar una cualificación adecuada?

En políticas activas de empleo, las buenas prácticas están inventadas. En recualificación se está haciendo un buen trabajo mediante los certificados de profesionalidad, con cursos de un mínimo de 300 horas. Y se pretende que la programación responda a las necesidades de cada región. Pero son cursos caros y limita el alcance. Además, en ciertos ámbitos laborales nos hemos puesto trabas como país. A una persona que se plantearía trabajar cuidando ancianos o conduciendo ambulancias, por ejemplo, se le exigen unos requisitos formativos que implican barreras de entrada.

¿El empleo que crea la pyme es de menor calidad?

El problema de las estadísticas son las medias que, a veces, no representan la realidad. El salario medio en las empresas más pequeñas es inferior. Pero son datos muy gruesos, por grandes sectores, lo que hace difícil la comparación. Aun así, el salario medio de las empresas más pequeñas es 600 euros/mes inferior al salario de las más grandes. De aquí se puede sacar la conclusión equivocada de que en dos empresas idénticas, diferenciadas solo por su tamaño, el salario es inferior en la más pequeña; cuando eso no es así. Tampoco lo vemos en términos de contratación. La pyme también hace contratos estables si tiene negocio, como la grande. La estabilidad del empleo en la pyme no es muy diferente a la de la grande.

¿Es erróneo, pues, pensar que el empleo es peor en la pyme?

Como dogma, es erróneo asumir que es peor. Además, cuando se habla de pyme parece que va a ser una pyme toda la vida. La ambición de muchas de ellas es dejar de ser pequeña y, cuando pasa a ser grande, ofrece la oportunidad al trabajador de crecer con la empresa.

Ha hablado de barreras de entrada al mercado laboral. ¿Cómo valoran la legislación referente a los becarios?

Hay que remontarse para entenderlo. En los años setenta se acaba con la figura del aprendiz y se traslada toda la formación profesional a la reglada. Los problemas de los becarios, y otras paradojas, vienen de aquellas decisiones. Se desconecta al chaval de la realidad productiva y estas prácticas no dejan de ser un parche de lo que antes, parecía, funcionaba bien. Se ha pretendido ordenar las prácticas con un contrato laboral y esto puede tener sentido en algunos casos. Pero una persona que no tiene formación, un contrato es peor frente a alternativas más flexibles, como las del modelo tradicional. En el caso de aquellos que tienen formación, aunque les falta el contacto con la realidad, se tiende a poner periodos dilatados de prácticas, hasta 2 años, lo que no es realista. Por tanto, no todos los jóvenes deben pasar por este sistema. Y luego está el problema de cómo enganchamos a los jóvenes que han terminado sus estudios y no pueden acceder a prácticas. El sistema requeriría darle una vuelta, pero no tengo claro cuáles deberían ser los vectores de una posible reforma.

¿Alguna otra reforma legislativa que sería conveniente?

Algo que tiene su conexión con la pyme es una reforma del sistema de intermediación del mercado laboral. Una empresa grande tiene muchos mecanismos para buscar trabajadores; pero es más complejo para la pyme. Ha estado en un monopolio o semimonopolio público y hace unos años se empiezan modelos de colaboración público-privado, pero todavía tiene mucho recorrido. Eso permitiría que esa gente bien formada pudiera conectar de manera lógica y eficiente con empresas que les necesita. Y esta sería una reforma fácil. Algo más complejo es adoptar modelos, como en Italia, con una legislación específica para empresas de menos de 50 trabajadores. Más laxa que para grandes empresas. En España, el Estatuto se aplica igual a un gran banco con decenas de miles de trabajadores que a un hogar que contrata a una asistenta. Y el tamaño medio de la empresa española es de 6,7 trabajadores. Es algo que merecería la pena estudiar.