Editoriales
Populismo a costa de las pensiones
elEconomista.es
Los integrantes de la Comisión del Pacto de Toledo están cerca de apoyar que el IPC vuelva a ser la variable decisiva para la revalorización de todas las pensiones. Las diferencias entre los partidos son de matiz. Mientras PSOE y Podemos abogan por que la inflación determine la actualización todos los años, sin distinción de la situación económica, el PP se limita a pedir cierta flexibilidad, de modo que se consideren los momentos de "crisis" (sin que aún exista acuerdo sobre qué criterios permitirán discernir esas situaciones).
Por tanto, el paso de los populares a la oposición permite que transijan con el desguace definitivo (y no sólo provisional como establecen los Presupuestos de 2018) de uno de los grandes avances de su propia reforma de 2013: la desindexación de las pensiones. Esta involución tendrá un coste extra de más de 1.000 millones en 2019, un ejercicio en el que la UE demanda un ajuste de 7.500 millones en gasto a España. Pero el desembolso adicional en el próximo lustro sumará más de 37.500 millones.
No en vano debe considerarse que no solo influyen las actualizaciones con el IPC de cada año, y las que quedaron consolidadas de los ejercicios anteriores. Además, el periodo 2018-2022 será crítico para el sistema de pensiones, ya que entonces los integrantes de la generación del baby-boom comenzarán a acceder a su jubilación. Ante estos datos, sorprende que los integrantes del Pacto de Toledo no solo se inhiban de impulsar las reformas que permitirían a la Seguridad Social afrontar tan difícil situación, sino que además la empeoren con sus decisiones actuales. Se trata de una postura populista ya que sacrifica a los intereses políticos presentes el futuro de todo un pilar básico del Estado del Bienestar.