Editoriales

Coto al riesgo hipotecario excesivo


    elEconomista.es

    El despertar que vive el sector inmobiliario español tanto en lo que respecta a compraventa de vivienda como a actividad promotora, constituye una oportunidad para reanimar la actividad crediticia que todo banco debe estudiar. En ese contexto, es comprensible el afán de las entidades españolas por hacer competitivas sus hipotecas, con marcados recortes de sus intereses.

    Empezó BBVA el mes pasado al ofertar el diferencial más reducido en ese momento: 0,89%. Ahora Santander le rebasa con creces, al llegar al 0,79%, pero la entidad cántabra no lo hace de forma indiscriminada sino que se ampara bajo amplias cautelas. Este tipo de oferta sólo se dirige a sus mejores clientes, en cuanto a solvencia y fidelidad, y no cubre más allá del 60% de la tasación del inmueble.

    La prudencia de no recortar de forma general los diferenciales de sus hipotecas tiene lógica. Es cierto que esas bajadas pueden verse compensadas por la alzas del euribor, cuando el BCE empiece a subir los tipos, pero también implica riesgos si el eurobanco demora los cambios de su política monetaria. Ése es un escenario que no puede descartarse ante la desaceleración del PIB de la Unión Monetaria y la nueva inestabilidad que sufre, provocada sobre todo por Italia.

    Pero aún más acertada es la estrategia del Santander de, en ningún caso, otorgar créditos por más del 80% del valor del inmueble (como sí hace BBVA) y poner coto al riesgo hipotecario excesivo. La recuperación de la rentabilidad para las entidades españolas todavía es lenta y dolorosa. Constituiría un serio error echarla ahora por tierra por prácticas demasiado agresivas, sobre las que el Banco de España ya ha alertado.