Editoriales
Pensiones: alza puntual y reversible
elEconomista.es
El Congreso celebró ayer el Pleno monográfico dedicado a las pensiones. Su convocatoria fue precipitada por la presión que ejercieron las recientes movilizaciones de jubilados, a las que se sumaron los partidos de izquierda y los sindicatos. En un clima así, en el que las pensiones vuelven a usarse como arma política, era previsible que el presidente del Gobierno se viera abocado a hacer guiños al colectivo que se beneficia de estas prestaciones.
Mariano Rajoy no entró en pormenores, pero finalmente aludió a deducciones en el IRPF para pensionistas y familias y, sobre todo, se mostró dispuesto a elevar las pensiones mínimas y de viudedad. Es muy difícil cuantificar aún cuál sería el impacto económico de un incremento que, en principio, afectará a cerca de cuatro millones de personas y que puede igualar, o incluso superar, al IPC.
Lo que resulta ya innegable es que la propuesta adolece de un claro sesgo político ya que, si se aprueba, tendrá efectos a las puertas de los comicios de 2019. Sin embargo, pese a ese electoralismo, sería totalmente exagerado considerar que la proposición de Rajoy aboca a la Seguridad Social a su descapitalización. Lo que el presidente pone sobre la mesa es una medida limitada a este año; de hecho, la condicionó a la aprobación de los Presupuestos de 2018.
Por lo tanto, se trata de un alza puntual, que no genera derechos adquiridos y que no consolida en el balance futuro de la Seguridad Social, por lo que puede revertirse. Muy diferente es la intención del PSOE y los sindicatos de volver a ligar indefinidamente todas las pensiones al IPC, la cual implica dejar inactivas las reformas de 2011 y 2013 y condenar al sistema público de pensiones a un estado insostenible.