Editoriales

El alto precio de congelar las reformas

    En la imagen, Pedro Sánchez.

    elEconomista.es

    El presidente Mariano Rajoy fue tajante en el día posterior a las primarias del PSOE. Aseguró que no se plantea en absoluto un adelanto electoral, aunque Pedro Sánchez volverá a ser el líder socialista. Sin duda, el Ejecutivo puede permitirse esa posición a corto plazo, ya que la reelección de Sánchez no impedirá que los Presupuestos de 2017 sigan su camino hacia la aprobación en el Congreso y, en 2018, cabe la posibilidad de prorrogar las cuentas.

    Ahora bien, es igualmente indiscutible que el regreso del PSOE a la oposición monolítica contra Rajoy complicará en extremo la negociación de importantes reformas, hasta imposibilitar que prosperen. Algunas de ellas ya han empezado a elaborarse, como los cambios en la Ley Hipotecaria o la reforma de los reguladores; otras no han pasado de los tanteos preliminares, como la reforma del sistema de pensiones. Pero, en ambos casos, no se deben minusvalorar los efectos perniciosos que su parálisis tendrá.

    Volviendo a la normativa hipotecaria, hay ya un retraso acumulado de más de un año en la trasposición de la directiva europea de esta actividad. A ello se suma la imperiosa necesidad del sector de que se defina bajo qué criterios la aplicación de una cláusula hipotecaria se considera poco transparente. Pero aún hay más en juego en lo que respecta a la reforma de las pensiones.

    La Seguridad Social se halla en situación precaria, con un déficit del 1,7%, el Fondo de Reserva casi agotado y la necesidad de que el Estado emita deuda para abonar las próximas pagas extraordinarias. Por tanto, el nuevo atrincheramiento del PSOE, si condena a la hibernación a reformas tan importantes como ésta, tendrá un alto coste, que pesará sobre el futuro de la economía en su conjunto.