Editoriales

Un balón de oxígeno para Europa


    elEconomista.es

    El dólar reaccionó a la subida de tipos de interés que la Reserva Federal (Fed) decidió esta semana y a la expectativa de que haga lo mismo otras tres veces en 2017. De hecho, el fortalecimiento del billete verde provocó que el euro rompiera la barrera histórica de los 1,04 dólares, tras ceder más de un 2% después del anuncio de la Fed. Los expertos creen que la moneda única no ha encontrado suelo y se depreciara hasta llegar a la paridad o incluso caer por debajo de ella.

    Es una previsión coherente, considerando la disparidad que separa a los bancos centrales de ambos lados del Atlántico. Mientras la Fed endurece su política monetaria, el BCE aún está lejos de subir tipos y prolonga la vigencia de sus estímulos. Por lo tanto, es indudable que se impone un escenario dominado por un dólar fuerte, cuyos efectos potenciales son múltiples. Es cierto que una economía netamente importadora como la de EEUU puede sufrir perjuicios, pero es muy probable que el programa del presidente Trump de bajadas de impuestos y de impulso de la inversión los compense.

    También está por demostrarse cuál será el impacto en la deuda de los países emergentes, denominada en dólares. Ahora bien, desde el punto de vista europeo, puede augurarse que el balance será beneficioso. Un euro débil hará más competitivas sus exportaciones, en un momento en el que su PIB registra crecimientos moderados.

    El impulso llegará, además, en la ocasión más oportuna, pues incluso las instituciones europeas, además del BCE, alertan ya de que hace falta llegar más allá de los estímulos monetarios para reanimar la economía. El balón de oxígeno del euro también reforzará a Europa para afrontar un 2017 incierto, por las numerosas elecciones que en él se celebrarán.