Editoriales

La incertidumbre política dañará al PIB

    En la imagen el ministro de Hacienda en funciones, Cristóbal Montoro.

    elEconomista.es

    Desde las elecciones del 20-D, han sido múltiples las especulaciones sobre cuáles serían las consecuencias de una prolongada incertidumbre política. Los expertos rastrean desde enero sus posibles efectos en variables como la confianza de los agentes económicos, los datos del paro o incluso la evolución reciente de los ajustes de plantilla. Las conclusiones son variadas pero hay consenso en que una inestabilidad que ya acumula más de 100 días, y que carece de visos de cerrarse en las próximos semanas, tendrá consecuencias.

    El Gobierno en funciones afianzará esta posición cuando, previsiblemente, recorte este mes las previsiones sobre crecimiento para 2016 del nuevo Programa de Estabilidad. Dicho Programa no es un análisis cualquiera; muy al contrario, contiene los pronósticos que los Gobiernos europeos remiten anualmente a Bruselas para que la Comisión evalúe su evolución económica.

    Por tanto, Madrid está ya reconociendo ante la UE que el PIB español, pese a la fuerte inercia heredada de 2015 y a factores como el bajo precio del crudo, no será capaz de crecer al 2,9% inicialmente previsto, sino que se ralentizará hasta el 2,7% y continuará desacelerando en 2017, hasta el 2,3%.

    Son cifras todavía elevadas que, sin embargo, no deben alimentar ningún ingenuo optimismo. La tendencia de fondo revela que la incertidumbre institucional prolongada está ya teniendo efectos preocupantes. La interinidad institucional, por tanto, no se puede eternizar gratuitamente, como tampoco se puede cerrar en falso precipitando el acceso a un Gobierno que se olvide de las reformas y del necesario control del gasto. Actuar de otra manera pondrá en jaque la recuperación y el futuro mismo de la economía española.