AIG comenzaba el ejercicio con el mejor consejo de entre las mayores aseguradoras de todo el mundo, lo que la llevó a hacerse con una plaza en elMonitor. El pasado enero, la firma no sólo veía cómo el mercado volvía a confiar en ella otorgándole el consejo de compra, sino que éste era el mejor de entre las mayores del sector. Algo que se producía cerca de una década después de que tuviera que ser rescatada por Estados Unidos para evitar su quiebra.
Sin embargo, en el transcurso del ejercicio, los inversores han hecho caso omiso a la recomendación y la compañía se anota una caída cercana al 10%.
Nueve meses después, el mercado ha perdido buena parte de su confianza en ella. Los analistas han ido deteriorando su consejo hasta el mantener que luce en la actualidad, provocando su salida de elMonitor, que sólo da cabida a las firmas con una mejor recomendación.
Y, al mismo tiempo, mientras las previsiones de beneficios del consenso de mercado que recoge FactSet para el presente ejercicio se han movido ligeramente al alza, para el próximo 2018 se han contraído en más de un 5%.
La operativa abierta el pasado mes de febrero dejaba pérdidas cercanas al 5% para el inversor, no obstante, lo ingresado con los tres dividendos que la aseguradora ha repartido desde entonces mitigaba estas pérdidas hasta el 3,3%.
Aunque el presente ejercicio rompería con una racha consecutiva de cinco años de ascensos, el precio al que cotiza todavía recuerda al peor año de toda su historia en el parqué: 2008. Sólo en esos doce meses sus títulos se desplomaron más de un 97%. Entonces, cuando contaba con el título de ser la mayor aseguradora del mundo, la Reserva Federal tuvo que acudir en su rescate y evitar su quiebra. Algo que se llevó a cabo mediante la inyección de 85.000 millones de dólares, en el contexto de la caída de Lehman Brothers. Como contraprestación, el banco central estadounidense se hizo con un 79,9% de su capital.
El mal comportamiento de AIG en bolsa contrasta con el buen hacer de compañías como IAG y Engie, que están cumpliendo el guion. Y es que la teoría que indica que hay que adquirir los títulos más bajistas del ejercicio anterior, por el rebote que puedan tener, se mantiene vigente en estos dos valores, que son los más alcistas de elMonitor en lo que llevamos de año.
La aerolínea fue el título más bajista de 2016 al calor de la salida de Reino Unido de la Unión Europea, junto con los distintos ataques terroristas acometidos en distintos puntos del Viejo Continente. Sin embargo, la firma, que el año pasado cedió en el parqué algo más de un 38%, logra repuntar desde el pasado 1 de enero alrededor de un 31%.
El caso de Engie es parecido. Los inversores no han continuado castigando a la francesa, que logra acumular una subida desde que arrancó el ejercicio de cerca de un 19%, algo que sucede después de dejarse un 25,7% el pasado año.
Emmanuel Macron es de los que piensa que Francia tiene demasiada presencia en el sector de la energía. De hecho, hace unos días, Francia vendió el 4,1% de sus acciones en Engie por 1.530 millones de euros.
Pese a esta desinversión, Francia se mantiene como el accionista mayoritario. Por un lado retiene el 24,1% del capital de Engie y el 27,6% de los derechos de voto y, además, conserva su minoría de bloqueo para las grandes decisiones estratégicas, como por ejemplo la venta de infraestructuras a corporaciones extranjeras.
El motivo de desprenderse de 111 millones de acciones en la firma de elMonitor forma parte de un plan del Ministerio de Economía que dirige Bruno Le Maire para invertir 10.000 millones de euros en un fondo destinado a financiar la innovación. La idea es deshacerse de las participaciones estatales no estratégicas y dinamizar otros sectores.
2017 está siendo un buen año para Engie y todavía cuenta con un potencial de subida en torno al 5%. Según las estimaciones del consenso de mercado recogido por FactSet, este año la compañía francesa pasará de pérdidas a ganancias y podría alcanzar los 2.400 millones de euros de beneficio. Además, el conjunto de analistas aconseja comprar sus títulos.
Engie se encuentra en pleno proceso de transformación y en él desempeña un papel esencial la reducción de la dependencia del carbón en la producción energética. Para los analistas de Societé Generale, Engie se sitúa entre las compañías con mayor diversidad geográfica de su sector con una presencia considerable fuera de Europa (en especial en América Latina).