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Fragilidades chinas

25/07/2024 - 13:25
Dreamstime.

China afronta serios problemas estructurales que condicionarán su evolución económica durante las próximas décadas. Entre ellos: el problema demográfico; la dificultad de pasar de una economía de renta per cápita media a una economía de renta per cápita más elevada; las malas inversiones en infraestructuras de las últimas décadas; y la profunda crisis inmobiliaria.

La política de "hijo único" vigente entre 1980 y 2015 tiene severas consecuencias demográficas. Dicha política llevó a la eliminación de millones de niñas ante la preferencia de tener un hijo varón en lugar de una hija. La población china ya ha comenzado a decrecer y se estima que en los próximos cincuenta años descenderá hasta los 750 millones de habitantes, con una pérdida de 650 millones. En el pecado lleva la penitencia.

A menor población, menor PIB (Producto Interior Bruto). Una de las definiciones del PIB es productividad multiplicado por la población en edad de trabajar.

En el año 2000, la renta per cápita china apenas alcanzaba los 1.000 $. En 2010 ya superaba los 5.000 $ y en 2020 alcanzó los 10.000 $. Para conseguir esta notable mejora mucha población se desplazó desde ambientes rurales a las ciudades, se construyeron innumerables infraestructuras y millones de viviendas. Adicionalmente, se consiguió atraer inversiones extranjeras a través de una política de mano de obra barata y bajos costes operativos, convirtiéndose en la fábrica del mundo y logrando elevados superávits comerciales al exportar dichos bienes.

Para pasar de una economía de ingresos medios a una economía de ingresos superiores (20.000 dólares al año por habitante) se requiere disponer de alta tecnología y producción de bienes de alto valor añadido. Son escasos los países que han conseguido dar este salto, pero los hay. Entre ellos: Taiwán, Singapur, Japón y Corea del Sur.

Aunque China ha tenido avances en alta tecnología y bienes de alto valor añadido, no ha sido suficiente para dar el salto. Entre otras cosas sufre una feroz competencia por parte de sus vecinos asiáticos mencionados en el párrafo anterior.

Adicionalmente, China ha dejado de ser un centro de atracción de inversión extranjera, actualmente en los niveles mínimos de treinta años. Vietnam e India se han convertido en el destino sustitutivo a China.

La tercera debilidad de China reside en las malas inversiones realizadas durante décadas. El crecimiento chino ha estado basado, principalmente, en la inversión, realizándose muchas infraestructuras exageradas o innecesarias. Entre ellas, gigantescas ciudades fantasmas (al estilo de Seseña) o la estación de tren de Nanjing South, la estación de trenes más grande de Asia con paredes de mármol, 128 ascensores y sin que el número de pasajeros justifique la faraónica infraestructura.

Mientras estas infraestructuras estaban en construcción ayudaban al crecimiento económico, demandando fuertes cantidades de metales y materiales y creando numerosos puestos de trabajo. Lamentablemente, cuando se finaliza la construcción de estas infraestructuras no productivas los puestos de trabajo desaparecen y los costes de mantenimiento se disparan.

La digestión de la burbujainmobiliaria china es la otra debilidad de la economía china. Ha sido un pilar fundamental en el crecimiento chino, llegando a representar el 30% de su PIB. En los últimos quince años se han vendido un 32% más de viviendas que número de hogares se han formado. El crecimiento de los precios motivados por la inversión especulativa ha llegado a su fin. El mejor de los escenarios es un ajuste paulatino y ordenado durante un largo periodo de tiempo.

Con todo lo anterior, la única vía de crecimiento que tiene China es potenciar las exportaciones, aun a costa de reducir precios. Estados Unidos, y en menor medida Europa, no están dispuestos a pagar los platos rotos de los problemas de la economía china. El peligro comercial parece cada vez más elevado.