Las dimisiones de trabajadores baten un nuevo récord y suman 1,38 millones en lo que va de año
- La tendencia se desmarca de la del resto de grandes economías, como Estados Unidos
- Las renuncias se triplican entre los fijos y siembran dudas sobre la calidad de sus empleos
- La 'Gran Dimisión' al desnudo: solo un 42% salta a un nuevo trabajo y el 36% acaba con un sueldo peor
Javier Esteban
El enfriamiento del mercado laboral en el arranque del verano no ha impedido que la cifra de bajas de afiliación a la Seguridad Social por dimisión haya vuelto a registrar un nuevo máximo de la serie histórica, con 289.919 en junio, a una media de 14.496 por día laborable. Esto lleva el total acumulado en los primeros seis meses de 2024 hasta los 1,38 millones, un 2,7% más que hace un año.
El repunte en la primera mitad del año es mucho más modesto que el de los años anteriores (el mismo periodo en 2022 se saldó con una subida interanual del 54,3% y en 2023 del 7,8%), pero desafía unas expectativas que apuntaban a que 2024 iba a ser un ejercicio de corrección en las cifras. De hecho, en febrero y mayo se registraron los primeros descensos interanuales desde marzo de 2021. Seguiría así el guion de otros países como Estados Unidos, donde la incertidumbre económica sí frena las renuncias. Sin embargo, el dato de junio muestra que en nuestro país aún tienen recorrido.
Precisamente el fenómeno de la Gran Renuncia al otro lado del Atlántico y las dificultades para encontrar mano de obra en las principales economías europeas tras la pandemia ha llevado a considerar lo ocurrido en nuestro país como parte de un fenómeno más amplio y global. Pero la situación en nuestro país presenta un matiz muy diferente: una tasa de paro del 11,27%, que hace que muchos encuentren sorprendente que las dimisiones se hayan disparado un 78,9% respecto a 2021 y un 40% desde los niveles previos a la pandemia.
Un misterio que no ayudan a resolver la falta de estadísticas laborales sobre las renuncias. Las únicas disponibles son las de bajas de afiliación que recopila la Tesorería General de la Seguridad Social (que las publica en cifras mensuales y medias diarias) y la Muestra Continua de Vidas Laborales, si bien estos son bases de datos muy complejas cuyo análisis solo está al alcance de analistas y economistas (y además, se publican de manera anual).
Los expertos llevan casi tres años intentando explicar un fenómeno que se atribuye a la combinación de dos causas: la primera, sería el intenso rebote en la actividad y la ocupación, que, aunque no se ha trasladado con la misma intensidad al descenso del paro, ha disparado las oportunidades laborales y mejoras salariales tras la pandemia. La segunda es la reforma laboral.
¿Qué pasa con la reforma laboral?
¿Se puede decir que el cambio legal de 2021 ha disparado las dimisiones? No, pero ha modificado su composición y eso ha conducido a una transformación radical en las características de esas renuncias. Así, en los primeros seis meses de 2019 se registraron por primera vez en la serie (que se remonta a 2013) un millón de dimisiones (1.00.959 exactamente). Una cifra que, como hemos dicho, supone un 40% menos que las anotadas en el mismo periodo de 2024.
Pero hace cinco años, el 36,7% de las dimisiones eran de indefinidos y el 61,3% de temporales (el 2,04% corresponde a bajas en las que no consta el tipo de contrato). En 2024, los porcentajes se han invertido radicalmente: un 76,7% son de contratos indefinidos y el 20,9% temporales: las primeras se han disparado un 189% respecto a 2019, hasta los 1,06 millones de renuncias (en el primer semestre de 2023 ya superaron la cota del millón), mientras las segundas han caído un 52%, hasta las 290.531 bajas.
La explicación que se da es que se firman muchos más contratos indefinidos que antes de la reforma y menos temporales. Pero este análisis peca de superficial, ya que no tiene en cuenta cómo han funcionado históricamente las dimisiones en España. Es cuando menos llamativo que en 2019, los asalariados temporales, que eran el 30% del total, aportaran el 60% de las dimisiones, casi el doble que los indefinidos.
Por ello, las renuncias en España se consideraban un síntoma de la volatilidad del empleo, cuando no una confirmación de la sospecha de que a muchos de estos trabajadores se les 'obligaba' a renunciar para que la empresa pudiera ahorrarse la indemnización de 12 días por año por caducidad de un contrato temporal. A cambio, contaban con la promesa de volver a ser contratados en un futuro. Por ello, precisamente, junio era el mes con más dimisiones. En este caso, tiene sentido que un retroceso de los asalariados con este tipo se traduzca en una caída similar de su peso en las dimisiones.
En 2024, los indefinidos han pasado a suponer el 77,9% de los asalariados frente al 61% de 2019. El incremento en su peso en las dimisiones, sin embargo, es mucho mayor, del doble, si bien esto se debe al desplome de las de los temporales. Lo extraño es que es que el número de renuncias, en cifras absolutas se haya multiplicado por 2,9 veces. Lo lógico es que un incremento de los empleos de mayor calidad y un retroceso de los precarios se hubiera reducido en un descenso de la cifra total de dimisiones respecto a 2019.
¿Gran Renuncia o Gran Volatilidad?
¿Significa esto que en España hay una Gran Renuncia por la mejoría del mercado laboral y la demanda de mejores salarios? Un análisis de los datos de la Muestra Continua de Vida Laborales de 2022 (el primer año de la reforma laboral, y en el que más aumentaron las dimisiones), el investigador de Fedea Florentino Felgueroso cuestionaba esta tesis: solo el 42% de los renunciantes cambió de empleo en un plazo breve y un 36% vio empeorado su salario, frente al 27% que lo mejoró.
Sin embargo, aunque la mejora salarial y laboral no está garantizada, su análisis constata un incremento de los trabajadores dispuestos a cambiar de empleo, lo cual es un factor que tensiona la oferta salarial en aquellas empresas que no quieren perder trabajadores. Aunque el hecho es que la intención de renunciar ha aumentado más entre los temporales y los indefinidos fijos discontinuos que entre los indefinidos ordinarios, según los datos del INE analizados por Felgueroso.
Precisamente, los expertos tienen la sospecha de que la dimisiones de indefinidos se vinculan a la volatilidad de los fijos discontinuos más que la de los ordinarios, aunque los datos de Seguridad Social no permiten precisar este extremo.
Tampoco el tiempo que llevaban trabajando los que dimiten, lo que impide confirmar si las dimisiones se concentran solo entre los nuevos asalariados indefinidos o se reparte entre todos por igual. La lectura económica es muy diferente: en el segundo caso permitirá hablar de una verdadera Gran Renuncia que lleva a trabajadores con empleos estables y una experiencia de años en ellos a dar el salto a una nueva etapa.
En el primero, más bien indicaría que la volatilidad del empleo temporal se ha trasvasado a los nuevos indefinidos, más dispuestos a dimitir porque no acumulan la misma antigüedad, derechos adquiridos ni protección social que los veteranos, lo que apunta a una nueva versión de la dualidad laboral entre asalariados 'blindados' ante la precariedad y el resto. La diferencia es que ahora el binomio es entre personas con, en teoría, el mismo tipo de contrato: indefinido.