Be One (Formentor Capital) pide tiempo extra para repagar deuda y expandir sus gimnasios
- El fondo, que controla la cadena de fitness, recluta a EY para renegociar la deuda
- Hace meses barajó financiación alternativa de gestoras como Cheyne Capital
- El sector español del fitness aspira a facturar más de 1.500 millones de euros en 2025
Cristian Reche
Madrid,
La deuda que las empresas españolas asumieron para resistir durante el dique seco de la pandemia sigue pesando en sus balances casi cinco años después. La cadena de gimnasios Be One, controlada por Formentor Capital, fondo de capital privado que dirigen Bernardino Díaz-Andreu y José Ramón de Pablo, ha abierto negociaciones con la banca y la empresa estatal Cofides para renegociar los plazos de pago de devolución de su deuda, que asciende a casi 40 millones de euros. La meta de la empresa de 'fitness', que está participada minoritariamente por sus fundadores, es aprovechar el crecimiento que está teniendo y ganar tiempo para acometer sus planes de expansión, con la apertura de nuevos centros y la llegada a Portugal, según distintas fuentes financieras consultadas por 'elEconomista.es'.
Be One se ha hecho con los servicios de EY para pilotar las conversaciones con la banca acreedora (Caixabank y Santander, principalmente) y con Cofides. La empresa dependiente del Ministerio de Economía tiene una posición acreedora relevante, pues prestó a través del Fondo de Recapitalización (Fonrec) un total de 24 millones de euros para que la cadena de gimnasios se estabilizara tras el golpe de la pandemia y se topa de nuevo con otra empresa financiada que ha pedido renegociar los términos acordados. En el caso de BeOne, el calendario de vencimientos marca que este año se debe devolver parte de lo recibido, extremo que la compañía quiere renegociar para priorizar su crecimiento.
Esta nueva fase de expansión, para la que hace meses BeOne había ideado levantar nueva financiación de manos de fondos de deuda alternativa como Cheyne Capital, pasa por abrir su primer centro en Portugal, en la ciudad de Odivelas. La expectativa es cerrar la contratación de la obra en los próximos tres meses y a partir de ahí iniciarla con vistas a abrir en el próximo año y medio.
La otra fase de crecimiento pasa por la renovación de 14 centros en los próximos dos años, pero con un enfoque que en la mayoría de los casos el capex invertido supondrá la transición a un modelo de negocio ya implementado en las inversiones aplicadas en 2024. Be One está presente en 36 centros en España repartidos por las provincias de Cantabria, Madrid, Galicia, Comunidad Valenciana, Castilla León y País Vasco.
La compañía trabaja en paralelo en proyectos 'greenfield', tanto en España (Barcelona y Gijón, por ejemplo) como en el país vecino, en la ciudad de Lisboa con más de 7.500 metros cuadrados. Con todo, la compañía quiere cerrar este año con una facturación de 37,2 millones de euros y un resultado bruto de explotación (ebitda) de 7,8 millones (el 2024 se cerró con 35,5 millones y un ebitda de 7,7 millones).
Fiebre del fitness
Be One forma parte de la lista de grandes cadenas de gimnasios que ha aprovechado el boom inversor y el interés de grandes grupos financieros. En 2020 abrió su capital al fondo Formentor, que tomó el 84% de la compañía. Su propuesta es la de apostar por centros concesionales, como también hacen otros grupos respaldados por inversores de capital privado como Sidecu (Portobello), GoFit (Torreal y Ion Ion) o Forus (JP Morgan).
Providence, que ha comprado Viva Gym y más tarde ha sumado adquisiciones para crear con su participada un gigante de la industria, es otro de los grandes inversores que en los últimos meses han agitado el sector del fitness. All Seas Capital ha aterrizado en Synergym y ha entrado a convivir en el capital con Oxy Capital y Growth Partner, mientras que Alter Capital ha tomado una posición en Wifit Gyms e Inacua está cerca de cambiar de manos tras haber encomendado a KPMG la búsqueda de socio mayoritario.