La caída de un gigante: SVB desata la 'tormenta perfecta' en las startups
- Fondos, 'fintech' y expertos analizan el impacto del colapso en el ecosistema nacional
Rocío Casado, Lucía Gómez
La caída de Silicon Valley Bank (SVB), pilar del ecosistema startup durante 40 años, ha hecho temblar los cimientos de la industria emprendedora y tecnológica cambiando para siempre el modo en el que se financian los proyectos emergentes, diversificando sus fuentes de capital entre diferentes entidades. La vieja máxima de "no poner todos los huevos en la misma cesta". Pasarán algunos meses hasta que startups y fondos de capital riesgo (venture capital) reorganicen sus finanzas, pero probablemente nadie vuelva a mantener el dinero en una única entidad. Sin duda, ésta es una de las grandes lecciones aprendidas en esta crisis con la que se han revivido los peores temores del estallido de la burbuja de las puntocom en el año 2000. Pero el colapso del banco más activo en financiación a startups de EEUU y uno de los principales de Reino Unido llega en un escenario de ralentización y enfriamiento del mercado a nivel global tras varios años de valoraciones récord.
Distintas fuentes del mercado financiero reconocen a elEconomista Capital Privado la gravedad del evento, ya que la mayoría de las startups con presencia en EEUU y Reino Unido tenían exposición directa a Silicon Valley Bank (SVB). "Su funcionamiento era casi como el de un circuito cerrado", admite Javier García-Baos, director de Kenta Capital. "Su quiebra y el potencial contagio a neobancos podría interrumpir el flujo de capital hacia esta tipología de empresas", añaden desde la consultora financiera Accuracy, al tiempo que alertan del posible riesgo reputacional. "Podría contagiarse de manera que los depositantes retiren sus fondos llevándoles a una posición más débil", concluyen.
En este escenario Francisco Velázquez, presidente ejecutivo de la gestora de capital riesgo española Axon Partners, considera que, "afortunadamente, con la solución alcanzada tanto en EEUU como en Reino Unido la operativa se ha reestablecido y las compañías han podido acceder a los fondos. Por tanto, se ha eliminado el impacto en el corto plazo", apunta. Si bien "para las startups que estaban posponiendo acudir al mercado en busca de nuevas rondas de financiación es una mala noticia, ya que SVB estaba muy activo en la parte de deuda (venture debt) y, por tanto, esas compañías se han quedado sin esa pata de financiación. No obstante, otros jugadores en el mercado podrán sustituir a SVB en el medio plazo".
Velázquez no cree que el colapso vaya a tener un impacto directo relevante "dado que la mayor parte de las startups españolas no tenían mucha operativa con SVB frente a otras geografías como Latam, EEUU, UK o Israel".
Varias firmas del ecosistema español apuntan a que el encarecimiento de la financiación, iniciado con la subida de tipos de interés, podría recrudecerse. "El impacto podría haber sido gigante, aunque está contenido. Todo ha ocurrido muy rápido, pero la suspensión de pagos de SVB ha sido fruto de un error de gestión que se podría haber evitado", confirma Alberto Gómez, socio fundador y managing partner del fondo español Adara Ventures, uno de los inversores nacionales de venture capital con mayor trayectoria en EEUU y cinco participadas afectadas por el colapso.
Otro venture capital nacional, Samaipata, también tenía una pequeña exposición indirecta a Silicon Valley Bank UK a través de cinco compañías participadas en Europa. Como explica a elEconomista Capital Privado Íñigo Laucirica, Investment Associate de la firma, "la venta de la filial británica a HSBC rápidamente despejó las dudas". En opinión de Diego López Silva, director de Debt Advisory de BlueBull, "el colapso de SVB pondrá el foco en una mayor diversificación de las fuentes de financiación más allá de la deuda bancaria lo que podría favorecer a las fintech", concluye.
Las consecuencias pueden ser más visibles para las startups más pequeñas, mientras que las ya consolidadas pueden identificar, en cambio, nuevas oportunidades. En este sentido se manifiesta también Fidelity, señalando que empresas como Adyen, una plataforma de pagos holandesa que cotiza en el Euronext, "podrían beneficiarse debido a la huida hacia la calidad y la seguridad". De hecho, este tipo de compañías en las que también se enmarcarían Paypal o SoFi, despegan desde el crash en bolsa y registran importantes revalorizaciones al calor de la tormenta.
Diferencias regulatorias
Pero, ¿cómo evitar que vuelva a suceder algo así? La supervisión acapara gran parte del análisis del sector. Miguel Fernández, cofundador y CEO de la fintech Capchase, que apunta a nuevo unicornio español, reconoce que la regulación bancaria tendrá que adaptarse a la nueva realidad, para lo que varias palancas que acelerarán el proceso. "En primer lugar, requerimientos de reserva más elevados, un balance más adecuado en la exposición para evitar una crisis de liquidez, junto a la concentración del sector en los bancos más grandes (too big to fail) que estarán asegurados por el Gobierno. A esto se suman costes de capital más elevados para los bancos más pequeños, lo que dificultará la capacidad de conceder crédito a las pymes", concluye.
Stefano Scardia, CEO de la fintech valenciana Colibid, incide en otro mensaje: mientras los bancos están demostrando de nuevo la fragilidad de sus estructuras frente a cambios bruscos del mercado, como el crecimiento desmedido de la inflación y los tipos de interés, las fintech tienen mucho que ganar. "Nuestras estructuras más pequeñas y flexibles nos hacen más rápidos a la hora de adaptarnos a las distintas situaciones para aprovechar el vacío creado", añade.