Lamo de Espinosa: "España tiene una oportunidad única para ser un gran centro financiero europeo"
- "La 'City' londinense emergió gracias al derecho inglés y su poder judicial"
- "La relevancia del sector público en las futuras reestructuraciones será enorme"
Rocío Casado
El momento es crucial. La nueva Ley Concursal, bien aplicada y desarrollada, el impacto del Brexit y el refuerzo de las relaciones bilaterales, comerciales y sociales con Latinoamérica dibujan una oportunidad única para que España se convierta en un centro financiero europeo de primer nivel. "Tenemos por delante una oportunidad de oro. Los políticos harían mal en no aprovechar esta ocasión histórica para España". Miguel Lamo de Espinosa, socio coordinador de Bancario y Financiero y coordinador de Reestructuraciones de Gómez-Acebo & Pombo, analiza para elEconomista.es las claves para abordar este reto decisivo ante el cambio de ciclo económico y el nuevo paradigma que traerá consigo la última reforma concursal.
Lleva 23 años asesorando a bancos, entidades, fondos y compañías en sus operaciones, ¿cómo valora el momento actual?
Efectivamente, inicié mi carrera en 1999 asesorando a bancos, fondos y a compañías españolas. Durante la etapa inicial, unos 10 años, multitud de operaciones se cerraban sin un análisis relevante de la normativa concursal y preconcursal, hasta que llegué a Londres en 2010. Con la crisis financiera, muchos fondos de crédito internacionales empezaron a mirar hacia España. Al no contar con oficina local, su conocimiento del merado era muy limitado, por lo que, junto a otros despachos españoles, empezamos a trabajar con fondos en operaciones de crédito y testando los nuevos acuerdos de refinanciación y sus homologaciones. Esa circunstancia nos dio una posición muy relevante en el mercado, junto al hecho de asesorar a numerosos bancos y compañías. A partir de 2014, seguimos haciendo operaciones de reestructuración con menor intensidad y muchas transacciones de financiación en torno a inversiones de direct lending con fondos internacionales. Junto a esa etapa en Londres, el momento actual marca un nuevo cambio de ciclo y de paradigma con la nueva Ley Concursal.
¿Es un cambio de paradigma hacia la prevención y la anticipación?
Sin duda. Estudié durante bastante tiempo en EEUU. Allí el derecho societario define la empresa como un conjunto de stakeholders con distintos intereses: socios, acreedores, proveedores, trabajadores… La suma de todos ellos, con distintas ventajas y rangos. Por eso, los despachos americanos nunca han entendido cómo es posible que accionistas o acreedores subordinados y sin valor real en el capital (equity) tuviesen algo que decir en el marco de una reestructuración empresarial en España. La nueva directiva, en cierto modo, introduce el concepto clave de que la compañía y su funcionamiento son la prioridad. El mejor ejemplo lo tienes en EEUU donde muchas líneas aéreas han quebrado varias veces y siguen volando. Incluso los chapter 11 se perciben como una oportunidad para hacer renacer los negocios. Ese mensaje es el que subyace al interés de la nueva Ley Concursal.
Como gran novedad, ¿la reforma concursal pone a la empresa y a su operativa en el centro?
Claramente. La discusión entre los stakeholders siempre tendrá lugar, pero la prioridad es que la compañía siga operando. Eso lleva indirectamente a que las medidas de reestructuración se anticipen para que el daño sea el menor posible, ya que las herramientas que ofrece la nueva normativa concursal son menos agresivas cuanto antes se apliquen. Persigue iniciar más procesos de reestructuración preventiva y abre un nuevo paradigma con efectos desde el punto de vista internacional. La reforma fomentará más transacciones Spain-centric frente a las numerosas operaciones que, históricamente, se realizaban bajo ley extranjera. La norma sitúa España a la vanguardia de la reestructuración en Europa. Además, estamos viendo que el número de clientes que requieren nuestro asesoramiento en procesos de reestructuración y ajustes de balances se ha incrementado. Hay un claro incremento del pipeline (operaciones).
La nueva Ley Concursal llega, además, cuando España ya no es el centro de preocupación en Europa...
Así es. Creo que existe una oportunidad de oro para que España se convierta en un centro financiero europeo de primer nivel. Los políticos harían mal en no aprovechar este momento histórico. Una normativa concursal como la que tenemos, bien aplicada y desarrollada, junto al impacto del Brexit y un incremento y refuerzo claros de las relaciones bilaterales, comerciales y sociales con Latinoamérica pueden convertir a nuestro país en un nuevo centro financiero europeo de primer orden. Habría que reflexionar sobre cómo construir ese reto desde varios ángulos. Por ejemplo, creando mercados financieros que generen confianza a las empresas extranjeras; revisando tratados de reconocimiento de sentencias con distintos países y fomentando la aplicación del derecho español en operaciones internacionales; con políticas fiscales que fomenten la inversión; dotando recursos al sistema judicial para facilitar la resolución de conflictos en operaciones internacionales sujetas al derecho español... Hay que pensar que la City londinense surgió gracias al derecho inglés y a un poder judicial de primerísimo nivel con capacidad de ser exportado al mundo y creo que España también lo puede lograr. Nos han inculcado que donde hay riesgo hay peligro, pero otros ven oportunidades.
"Nuestro país se juega su posición como gran 'hub' financiero para Europa"
La reforma concursal habilita planes de reestructuración mucho más amplios, pero preocupa el tratamiento del crédito público...
Sí, la relevante estatalización de la economía española de los últimos años no tiene precedente en la historia reciente. Con la nueva norma, en cualquier refinanciación con crédito público avalado por el ICO, para que los bancos con garantías voten a favor de determinadas medidas necesitan el consentimiento del Estado. Algo parecido pasa con la Sepi o Cofides. La relevancia del sector público en esas refinanciaciones será enorme. Habrá ajustes de las estructuras de capital que permitirán reducir el apalancamiento. Con la finalización de la moratoria relativa a las pérdidas del 2020-2021 también habrá compañías que necesiten revisar sus balances, lo que generará cierto movimiento. Hay muchas situaciones diversas encima de la mesa.
¿Ya hay fondos en Londres dispuestos a asumir esas posiciones de los ICO y agilizar así los procesos?
Sí, ya ha habido algún primer caso, pero está por ver cómo actuarán inversores y bancos. Si las entidades financieras empiezan a vender posiciones se verán en la tesitura de decidir qué hacer con sus préstamos ICO. Existe la posibilidad de que un comprador tome todo, perdiendo la garantía del Estado, avalada en un 70% en la mayoría de los casos. Sin duda, lo crucial es asegurar que siempre se actúe conforme a las necesidades de cada uno de los procesos y, desde luego, no tengo motivos para pensar que no vaya a ser así.