Banca y finanzas
El BCE mantendrá la respiración asistida a los bancos europeos con una nueva ronda de financiación millonaria
- A partir de 2020 vencen más de 700.000 millones para el sector bancario
- La banca negocia con Frankfurt refinanciar los préstamos de la crisis
elEconomista.es
El BCE negocia con los bancos europeos refinanciar los billones de euros que recibieron durante la crisis económica en condiciones muy beneficiosas para sobrevivir. A partir de 2020 vencen más de 700.000 millones para el sector y Frankfurt estudia nuevas inyecciones en forma de LTRO, subasta de liquidez a largo plazo, para asegurar la estabilidad financiera ante las tensiones generadas por la subida de tipos en EEUU, el Brexit y el desafío que está planteando Italia.
Diez años después de que estallese la crisis financiera, la banca europea sigue necesitando al BCE para mantenerse en pie. Las últimas semanas los banqueros han planteado al supervisor los riesgos para el sector de afrontar los vencimientos de los préstamos que realizó Frankfurt de más de 500.000 millones de euros a la banca hace cuatro años, a través de operaciones de financiación a plazo más largo con objetivo específico, conocidas como TLTRO, por sus siglas en inglés, y que se diferencia de los LTRO en la vinculación al crédito a la economía real.
Fue una de las armas que utilizó el BCE de su arsenal para salvar al euro y sacar a la zona euro de la recesión. En la primera fase de la crisis financiera, los bancos centrales inundaron al sistema financiero de liquidez. Tras el colapso de Lehman Brothers, las entidades financieras comenzaron a desconfiar una de otras y se dejaron de prestar dinero en el mercado interbancario. La mayoría de los bancos se retiraron de los mercados internacionales donde se financiaban y solo operaban con otros bancos de su territorio con garantías reales.
La situación se prolongó hasta 2012 con nuevas subastas de liquidez para los bancos. Supuso millones y millones a tipos muy bajos que utilizaron los bancos centrales para que los bancos no sufrieran tensiones de liquidez. Se conocieron como LTRO y estaban diseñadas con un plazo de tres años. El plan no funcionó del todo para el BCE, ya que esperaba que resueltos los problemas de liquidez, el dinero comenzaría a fluir a empresas y familias.
Pero a los bancos les resultaba mucho más rentable y seguro beneficiarse de las LTRO acudiendo a ellas y posteriormente depositar el efectivo en el propio banco central, que lo retribuía a unos intereses superiores al crédito fácil concedido, conocido técnicamente como carry trade.
El actual presidente del BCE, Mario Draghi, aprendió bien la lección. En las nuevas rondas de financiación para la banca europea obligó a los bancos a que estuvieran vinculadas al crédito que conceden los propios bancos a la economía real.
Los bancos que participaron en estas operaciones pudieron obtener financiación por un importe de hasta el 30% de sus préstamos vivos a empresas y consumidores. Esto significaba que las entidades que concedan más préstamos a la economía real podían obtener más financiación barata y a un tipo de interés más bajo del que habitualmente ofrece el BCE.
La primera serie de TLTRO se inició en 2014. La segunda, denominada TLTRO-II, se introdujo en marzo de 2016. Cada una de ellas supuso más de 500.000 millones de euros, que ahora toca devolver. Y lo tienen que hacer en unas condiciones difíciles para los bancos. Los tipos de interés no han subido y las tensiones de los mercados se mantienen por el Brexit y los problemas de Italia. Refinanciar parte de los vencimientos supondría pagar un alto precio por la vía interbancaria.
Los vencimientos a partir de 2020 pueden afectar a la liquidez del sistema y a los planes de solvencia de las entidades
Según Bloomberg, los vencimientos de TLTRO fueron discutidos el pasado 25 de septiembre por los reguladores de los mercados monetarios y el BCE. Los propios bancos también han trasladado esta inquietud y el BCE considera que el "el reemplazo de estos fondos supone un desafío y debería ser cuidadosamente planificado e incluido en los planes de liquidez y financiamiento a largo plazo de las entidades".
Y esto tiene que encajar cuando el BCE tiene previsto terminar con el programa de compra de deuda, a final de año, y el comienzo de una posible subida de tipos para después del verano. Cualquier presión sobre los bancos puede afectar al flujo de crédito sobre la economía real, frenando la expansión económica de la zona del euro y retrasando la salida del BCE de la era de estímulos.
El propio Draghi admite que la tasa de depósito negativa que también fue instaurada para estimular el crédito y la financiación a empresas y familias está afectando a la rentabilidad de los bancos y dificulta la creación de capital.
La vicepresidenta del Bundesbank, Sabine Mauderer, reconoce que actualmente se negocia una nueva inyección de liquidez para la banca europea, pero es comedida sobre los términos y la cuantía. "El hecho de que sigan siendo necesarias depende, entre otros factores, de cómo funciones el mercado interbancario", recoge Reuters de una intervención realizada recientemente. Mauderer también planteó la posibilidad de cambiar la política del BCE de otorgar a los bancos acceso a efectivo ilimitado en sus subastas regulares, siempre que acudan con garantías.
Ayudaría a mantener la liquidez en el sistema y daría capacidad al BCE de controlar las tasas interés
Para Anatoli Annenkov, economista de Societe Generale, una nueva ronda de financiación para la banca "ayudaría a mantener la liquidez en el sistema y daría capacidad al BCE de controlar las tasas interés".
Paro los expertos los bancos pequeños y medianos en todos los países se verían el mayor beneficio de una nueva ronda TLTRO, ya que probablemente enfrentarán más dificultades para obtener financiamiento del mercado. La analista del Deutsche Bank, Paola Sabbione, dice que los bancos italianos serían particularmente más beneficiados, si el BCE no ofrece nuevos préstamos, después de ocupar aproximadamente un tercio de las rondas anteriores.
"Con su alta exposición a la TLTRO y los crecientes costos de financiamiento en correlación con la ampliación del diferencial soberano, los bancos italianos están más expuestos a los riesgos a la retirada estímulos económico", explica la analista de Deutsche.