Banca y finanzas

José Antonio Álvarez, omnipresente en el despegue internacional de Banco Santander

    José Antonio Álvarez.

    Cristina Triana, Carlos Jaramillo

    Desde que a finales de junio Rodrigo Echenique anunciara que dejaría la presidencia de Santander España, el banco sabía que contaba con el hándicap de encontrar un sustituto con un empaque similar: y ese ha sido José Antonio Álvarez.

    El hoy todavía consejero delegado del primer banco español, llega con una primera tarea muy clara: cerrar y rentabilizar la adquisición de Banco Popular e impulsar el negocio en España, aletargado por los bajos tipos de interés y la competencia. La entidad ha retrasado hasta el año que viene presentar el nuevo plan estratégico -que previsiblemente se convertira en el primer gran acto ante inversores de Andrea Orcel- donde también se espera que aporte datos concretos sobre la evolución del Popular. Álvarez tendrá, si cabe, algo más de responsabilidad ahora.

    Fuentes cercanas al banco descartan que el relevo de Álvarez como consejero delegado sea una especie de castigo. Destacan que, además de presidente ejecutivo de Santander España, mantendrá ostentará una vicepresidencia ejecutiva. "Operativamente continuará siendo el número dos del consejo de administración, aunque operativamente sea el número tres a partir de enero", apuntan

    Álvarez, que se ha caracterizado siempre por ser un ejecutivo con las ideas claras -desde un primer momento fue muy crítico con el impuesto a la banca- también ha participado de forma omnipresente del crecimiento en el exterior del banco. Llegó a la entidad en 2002, antes del crecimiento exterior de la entidad. Primero como director financiero y luego como consejero delegado -Ana Botín lo eligió para sustituir a Javier Marín- en 2014. Cinco años después dejará el cargo, finalizado el plan estratégico.

    A partir de entonces -el relevo se producirá el 19 de enero- será Andrea Orcel el que tendrá que convencer al mercado sobre la hoja de ruta que seguirá el banco en su nueva estrategia, pero Álvarez y Botín le han dejado una entrada cómoda aunque exigente.

    Beneficio record

    El consenso prevé que Santander ofrezca un crecimiento anualizado de doble dígito entre 2018 y 2021, lo que le permitiría alcanzar los 9.560 millones de euros de beneficio en 2020 y rozar los 11.000 millones de euros en 2021. Cumplir con estas expectativas implicaría batir su anterior récord de beneficios del año 2007, cuando se apuntó 9.060 millones, dentro de dos años.

    En términos de rentabilidad, los analistas esperan que logré un rendimiento sobre el capital (ROE) que roce el 10% en 2021, frente al 8% en el que se estima que cerrará este año. "Presentará un nuevo plan estratégico en febrero del año que viene y esperamos unos objetivos ambiciosos en términos de eficiencia y rentabilidad", apuntan desde Bankinter.

    De este modo, Orcel se encuentra con un banco que ha convencido a los analistas -se debate entre el comprar y el mantener con su mejor recomendación en 8 años- pero que todavía tiene que lograr persuadir a los inversores. Sus títulos sufren un retroceso del 18% en lo que va del presente ejercicio, lo que deja sus acciones cotizando con una rebaja del 23% frente a su valor contable y a un multiplicador de beneficios de 2019 de 8,6 veces. Con estos números, los expertos le otorgan un potencial del 25% hasta alcanzar su precio objetivo, en los 5,6 euros por título. Además, los pagos comprometidos con cargo a las cuentas de 2018 ofrecen una rentabilidad del 5%.

    Su buena evolución es clave para los minoristas. La entidad cántabra cuenta con más de 4 millones de accionistas -un número que ha crecido sustancialmente a raíz de la cuenta 1,2,3, que otorga un título a los nuevos usuarios que la contratan-, que están muy pendientes de los frentes que tiene abiertos el banco en Reino Unido y Brasil y de los próximos movimientos del BCE. "Parece difícil que Santander reciba crédito por la fortaleza de su negocio en Brasil y una tendencia más estable en Reino Unido mientras no haya mayor claridad política, lo que podría limitar su comportamiento", advierten en UBS. Una primera advertencia para Orcel de los analistas de su todavía banco.