Bruselas aprueba el rescate italiano por el riesgo de contagio a Europa
- Intesa compra por un euro la parte sana de las entidades intervenidas
- Se salta su propia norma para 'salvar' a Banca Veneto y Vicenza
Jorge Valero, Giovanni Vegezzi
Europa empieza a recuperar la confianza en el frente político y en el terreno económico. Parafraseando a Larry Summers, el presidente del BCE, Mario Draghi, dijo a los líderes europeos el pasado viernes que la confianza es el más barato de los estímulos. Pero esta confianza puede pinchar fácilmente por el flanco bancario, el punto de entrada de la Gran Recesión que casi rompe el euro, y la herida abierta que impide despegar a la economía europea.
Por eso, la Comisión Europea se tapó la nariz y aprobó el pasado domingo el traspaso de los bancos italianos Veneto Banca y Banca Popolare di Vicenza al también italiano Intesa por un euro, y 17.000 millones de euros de ayudas públicas. De este importe, el Gobierno asigna 5.200 millones a Intesa Sanpaolo para que se haga cargo de dos entidades al borde de la quiebra, así como otros casi 12.000 millones de garantías públicas sobre los créditos de Veneto Banca y Populare di Vicenza.
Tanto dinero público contribuirá a consolidar el liderazgo de Intesa como principal banco italiano, algo que no es un problema para Bruselas, ya que las dos entidades apenas tienen importancia sistémica a nivel europeo. "En estas circunstancias, las normas europeas prevén que se aplique la ley nacional de insolvencia" explica la Comisión en su nota, tras precisar que no existen consecuencias sobre competencia.
La operación mancilla el objetivo con el que se fraguó el nuevo marco de resolución bancaria en Europa para evitar que el dinero de los contribuyentes volviera a salvar inversores privados. Bruselas se pliega a los intereses políticos de Roma, que lleva meses intentando evitar una aplicación estricta de las nuevas normas, que hubiera extendido el daño aún a más bonistas minoristas, provocando una tormenta social con la que no quiere lidiar.
Elecciones a la vista
El Gobierno italiano, que se prepara para un nuevo proceso electoral en otoño, se sale de nuevo con la suya y vuelve a las inyecciones de fondos públicos, como ya lo hizo a principios de mes con el rescate de Monte dei Paschi (MPS). Si en este último caso el Gobierno italiano argu- mentó que se trató de una recapitalización preventiva de una entidad solvente, en el caso de los bancos venecianos ha conseguido evitar la intervención europea, vía la Junta Única de Resolución, porque no eran entidades que ponían en riesgo la estabilidad financiera del continente. De esta manera, ha podido aplicar los esquemas de liquidación nacional, que han recibido el visto bueno comunitario con la manga más ancha permitida como ayudas de Estado.
Bruselas ha dado la luz verde siendo consciente de que Italia, cargada hasta las cejas de créditos dudosos, es el talón de Aquiles por el que se puede tambalear todo el sistema bancario europeo. Por apagar cualquier conato de incendio antes de que el fuego se propague rápidamente por un sistema bancario con 360.000 millones de euros de créditos morosos, y unas entidades que no han sufrido la severa dieta que impusieron las autoridades europeas a la banca española con nuestro rescate de 40.000 millones.
Por eso, fuentes comunitarias defendieron la decisión, porque supone un "paso adelante útil" al limpiar 46.000 millones en créditos dudosos de los tres bancos italianos rescatados este mes, consolidando al mismo tiempo el sector en la tercera economía de la eurozona.
En algunos círculos se apunta a que la mano de BCE, que es el supervisor bancaria, es clave también en la permisividad que se está teniendo con Italia y su sector financiero. No en vano, el presidente del banco central es natural del país traspalpino.
Por su parte, Intesa ha defendido la operación. Así, el presidente de la entidad, Gian Maria Goz, aseguró "que no ha habido ningún regalo" a su entidad, ya que "nosotros hemos impedido un efecto contagio". El director general del Banco de Italia, Fabio Panetta, refutó a los que consideren que "el Estado pierde" con esta operación. Es más, "puede que hasta que gane algo y en todo caso si pierde se tratará de pérdidas leves" dijo Panetta, indicando que el rescate es un "decisivo para la imagen de la banca italiana" y que un rescate interno, sin ayudas de Estado, habría sido "muy caro" porque habría tenido " consecuencias demoledoras sobre la economía italiana".
La comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, volvió a subrayar cómo la operación, a pesar de todo, es un paso adelante para el saneamiento de la banca italiana: "Italia considera que la ayuda de Estado es necesaria para evitar problemas económicos en la región de Veneto. Accionistas y titulares de deuda júnior contribuirán plenamente, reduciendo el coste para el Estado italiano, mientras los depósitos quedaran protegidos en su totalidad.