Lone Star y Lisboa abordan esta semana la cotización de Novo Banco

Novo Banco suma etapas en el proceso de preparación para la salida a bolsa. El fondo Lone Star, propietario del 75% del banco, y el Gobierno de Portugal, que controla el 25% restante a través del Fondo de Resolución y la Dirección General del Tesoro y Finanzas, decidirán el próximo miércoles día 4 de junio sobre el debut de la entidad en el mercado Euronext Lisboa.

Se trata del punto clave incluido en la junta general extraordinaria convocada después de que la entidad recibiese el mandato de preparar el debut bursátil el pasado 13 de febrero. Los accionistas también tendrá que validar cambios en los estatutos para garantizar que se adaptan a las exigencias de sociedades cotizadas.

La intención inicial era que el banco dirigido por Mark Bourke diese el salto al parqué a finales de junio o a la vuelta del verano y que colocaría entre un 20 y 30% del capital, pero la inestabilidad bursátil desatada por la guerra arancelaria abierta por Donald Trump podría dejar el proyecto en el cajón. La opción alternativa de vender Novo Banco a otra entidad ha cogido fuerza en las últimas semanas ante esa coyuntura. Un informe de JB Capital cifraba la valoración del banco portugués entre 4.800 y 6.200 millones de euros, pudiendo ser incluso superior.

Por la cuarta entidad lusa se han interesado CaixaBank y el grupo bancario francés BPCE, dueño de Natixis, mientras que el luso Millenium BCP ha mostrado interés y la pública Caixa Geral de Depósitos (CGD) dijo que lo miraría, aunque descarta una compra completa porque rozaría cuotas del 40% en el mercado.

Novo Banco es el cuarto mayor banco del mercado luso, con 1,6 millones de clientes, activos de 45.600 millones de euros y una cuota de mercado global del 9,3% en septiembre de 2024. La entidad dispone de 291 sucursales y 20 centros corporativos con cobertura nacional, y una plantilla de 4.200 profesionales.

Como parte del atractivo de la enseña la prensa portuguesa ha reparado también en que dispone de una hucha de 1.300 millones en activos diferidos que el potencial comprador podría descontar en futuros pagos de impuestos.