Banca y finanzas

La banca llevará a Europa una propuesta de alivio regulatorio ante el desafío de Trump

  • Entre 2019 y 2024, se publicaron 1.800 normas para la banca europea: una media de 1,3 cada día
  • Los 'lobbies' del sector trabajan en medidas específicas que presentarán antes de fin de año

Matteo Allievi, Eva Contreras
Madrid,

Por primera vez, todos los actores del sistema financiero se alinean en el tema regulatorio. La necesidad de reforzar la competitividad de los bancos europeos para desafiar a los gigantes globales de Estados Unidos y China se hace patente en los discursos de banqueros, ministros económicos y altos cargos financieros, y pasa por una simplificación de las normas. Ante las promesas de una desregulación por parte de Trump y a raíz de los informes de Letta y Draghi, que abogan por una reducción de los obstáculos regulatorios para fomentar las inversiones en el Viejo Continente, la Comisión Europea ha hecho de la relajación de la carga burocrática uno de los ejes de su nuevo mandato, como refleja la aprobación del paquete Ómnibus.

Una llamada de atención que la banca quiere aprovechar. Lleva décadas denunciando que la complejidad de las normas limita el crecimiento económico, además de suponer una elevada carga de trabajo. Hoy, las asociaciones bancarias están trabajando en una propuesta de freno regulatorio para presentar a las autoridades europeas antes de final de año, según señalan fuentes financieras cercanas al proceso.

El verano pasado, tras las elecciones europeas, empezaron a sentarse las bases de un movimiento de simplificación regulatoria, a medida que las instituciones percibían una constante intensificación de la reglamentación. En febrero, los gobernadores de los bancos centrales de Alemania, Francia, Italia y España remitieron una carta a la Comisión Europea en la que reclamaron una simplificación del complejo entramado regulatorio que les estaría colocando en desventaja frente a sus competidores internacionales.

Basilea IV a varias velocidades

Un reciente ejemplo de este continuo proceso de "retrabajos" fue la implementación de Basilea IV, unas nuevas directrices del sistema bancario para garantizar su resiliencia frente a posibles crisis. Su puesta en marcha, inicialmente prevista en Europa para 2023, fue pospuesta al 2025 por efecto del retraso causado por la pandemia de covid-19, e implica que las entidades podrían tener que acopiar capital extra para cumplir con los nuevos requisitos.

A nivel global, la implantación de Basilea IV se está realizando a distintas velocidades. El Banco de Inglaterra dijo en enero que retrasaría un año, hasta 2027, el endurecimiento de las normas de capital bancario a la espera de ver qué hará Estados Unidos bajo la presidencia de Donald Trump, que prometió una mayor desregulación bancaria.

En un entorno de una mayor flexibilización de las normas, el Viejo Continente levantó la cabeza y, ante el temor a perder competitividad, puso el foco en frenar la regulación. "Europa está ante su última oportunidad de recortar la brecha en materia de competitividad y productividad respecto a sus pares", dijo el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, en unas jornadas organizadas por la Asociación Española de Banca (AEB) hace dos semanas, defendiendo la importancia de reducir la carga burocrática en el sector bancario.

Un informe de KPMG indica que la actividad regulatoria de la banca europea se ha materializado en los últimos cinco años en unas 1.800 normas, lo que supone una media de 1,3 normas publicadas al día. Una intensa reglamentación que no se limita al sector financiero: según el informe Draghi, en el periodo 2019-2024 en la UE se han publicado 13.000 normas, mientras que en Estados Unidos 5.000, menos de la mitad.

Las fuentes consultadas apuntan que tanto las asociaciones bancarias de cada país europeo como las mismas entidades están haciendo sus estudios para concretar dónde pueden reducir la regulación y presentar en conjunto una propuesta única a las grandes asociaciones de lobbies europeos o patronales. Las investigaciones aún se encuentran en una fase preliminar, sin que hayan identificado medidas concretas o qué normativas tocar.

Algunas áreas donde los banqueros han expresado quejas sobre los excesivos requisitos son, por ejemplo, los criterios ESG (los aspectos ambientales, sociales y de buen gobierno de la empresa), que copan centenares de folios en los informes anuales, o el reglamento de resiliencia operativa digital (DORA), que, en vigor desde enero, obliga a los bancos a blindarse de los ciberataques.

Al tiempo que avanzan los trabajos de concreción de qué requisitos se pueden aliviar u homologar para elevar propuestas específicas a Europa, el sector ya ha dado pasos claves. Un grupo de expertos, procedentes de universidades y asociaciones bancarias de todo el continente —la Federación Bancaria Europea, la Asociación Europea de Bancos Cooperativos y el Comité Europeo del Sector Bancario, entre otras— acaba de divulgar un informe donde pone números al problema y denuncia que "el corpus de reglas y normas europeas es complejo, difícil de leer, costoso y, con demasiada frecuencia, carece de base política o jurídica o de un mecanismo de control eficaz".

Mandatos innecesarios

La UE cuenta con tres niveles de regulación: el primero son directivas y reglamentos; el segundo se plasma en actos delegados, de ejecución, además de normas técnicas de reglamentación y de aplicación; el tercero incluye guías, directrices, y preguntas y respuestas. Lo que los autores del informe piden, entre otras cosas, es que las autoridades dejen de hacer una regulación de nivel II y de nivel III tan complicada. "Los distintos niveles de las normas europeas a veces se contradicen entre sí, así como los textos de nivel III con la legislación nacional. (...) Estos textos se adoptan a menudo sin una verdadera evaluación de impacto previa y sin un diálogo suficiente con las partes interesadas", agregan.

Es un llamamiento que ya hizo la presidenta de la Asociación Española de Banca (AEB), Alejandra Kindelán, al destacar que las diferentes autoridades regulatorias generaron 440 mandatos de nivel II en el ciclo político entre 2019 y 2024, si bien "no son necesarios" y pidió aligerarlos.

Al coro de voces se unió el Gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, que hace dos semanas, en unas jornadas organizadas por la AEB, recalcó que existe un "consenso creciente" sobre el "nivel excesivo de complejidad regulatoria" en Europa, aunque dejó claro que esto no implica una desregularización. "La excesiva complejidad sobrecarga la función supervisora y podría fragmentar el mercado", agregó.

Y Fráncfort también levantó su voz. En la presentación del informe anual del BCE del pasado jueves, la presidenta del Consejo de Supervisión Bancaria de la institución, Claudia Buch, admitió que la regulación es precisamente uno de los ámbitos en los que hay margen de mejora para mantener la estabilidad financiera. El camino podría ser largo. Pero como dijo la presidenta del Banco Santander recientemente, parece que "Europa se ha despertado".