Banca y finanzas
Los jubilados serán los más afectados si Muface desapareciera: tener un seguro privado les cuesta un 45% más que al resto
- Casi medio millón de personas se verían arrastrados a la sanidad pública por las tarifas
Aitor Caballero Cortés
La cobertura sanitaria de los funcionarios pende de un hilo. Mientras el Gobierno trata de convencer a Adeslas para que, junto a Asisa, acudan al concierto, se ha vuelto a alargar el plazo para presentar ofertas, pero esta vez sine die. Mientras, los empleados públicos están inmersos en la primera ventana para cambiarse a la sanidad pública si no quieren continuar en la mutualidad.
Pero, en caso de no llegar a un acuerdo, hay un colectivo que, con el fin de Muface, sería el más agraviado en caso de que quiera continuar con un seguro privado: los jubilados. Estos han sido el principal punto de fricción entre aseguradoras y Gobierno. Las entidades argumentan que la cobertura de esta mutualidad supuso un agujero en sus cuentas de 429 millones de euros. Las razones principales son el envejecimiento de los mutualistas –y por ende un mayor uso del sistema–, además del aumento de los costes sanitarios.
Por ello, tanto Adeslas como DKV rechazaron en un principio la oferta de Muface y solo Asisa mostraba interés en poder continuar. Si finalmente el concierto –a pesar de la prórroga– vuelve a quedar desierto y el Gobierno no prepara otra oferta, los mutualistas mayores de 65 años, que son casi medio millón de personas, se verían en su mayoría abocados a trasladarse a la sanidad pública.
Esto es porque todas las aseguradoras establecen una serie de líneas rojas a la hora de la suscripción. En el caso de los seguros de coche, algunas medidas que toman las entidades pasan por subir la prima si el conductor es demasiado joven o tiene pocos años de carnet debido a las probabilidades, según los cálculos actuariales, de tener un siniestro que obligue al seguro a actuar.
Lo mismo ocurre con los seguros de salud, pero al revés: generalmente, según se cumplen años existe más riesgo de padecer patologías que obliguen a un mayor uso del seguro –acudir a más consultas–. Por ende, aquí los clientes más jóvenes suelen ser los más rentables para las aseguradoras, ya que son los que menos uso recurrente hacen del mismo –aunque la prima sea menor–. Y es a partir de los 60 años generalmente cuando la prima comienzan a subir, y a los 65 cuando más se agudiza, coincidiendo con la llegada de la edad de jubilación.
Según datos que los comparadores Rastreator y Roams aportan a este periódico, entre una persona de 50 años y otra de 65, el encarecimiento puede ser de entre 600 y 700 euros al año. Porcentualmente, la media supera el 45%. Y es que la política de muchas de las aseguradoras es clara con los más mayores: incrementar las primas para hacer lo que se conoce en el sector como limpieza de cartera (desechar los clientes más deficitarios y quedarse con los más rentables); o bien ni si quiera dar la opción de contratar la póliza.
Adeslas, la menos económica
En cuanto a las opciones actuales que existen en Muface, si los asegurados a través de esta vía quieren continuar con la entidad contratando un seguro privado tendrán que acogerse a las primas marcadas por la compañía. Estas suelen tener precios superiores porque el poder de negociación de un colectivo siempre es mayor que el de una persona de forma individual.
En el caso de Adeslas, la más mayoritaria en Muface con más de 500.000 asegurados, tiene unas primas medias para mayores de 65 años de 2.286 euros en un seguro completo y sin copago. Esto es un 36% más caro en comparación con la media del sector (1.676 euros) en las mismas condiciones. La brecha en Asisa es algo menor, aunque también está por encima de la media con 1.931 euros (+15%). DKV es la opción más económica, con 1.761 euros de prima (+5% respecto a la media del sector).
Y si se comparan esas tarifas con las primas medias del ramo de salud del anterior rango etario (55-64 años) es donde se comprueba la política tan restrictiva de riesgos que llevan las aseguradoras. Para la compañía perteneciente en un 50,01% a Grupo Mutua Madrileña y lo restante a CaixaBank, la diferencia de precios se duplica. Es decir, un asegurado medio entre 55 y 64 años paga 1.152 euros, pero a partir de 65 años con Adeslas la prima es un 98% mayor.
Este mismo supuesto trasladado a Asisa se traduce en que la compañía presidida por Francisco Ivorra ofrece tarifas un 67% superiores. Con DKV el gap se contrae, aunque el distanciamiento es del 53%.