Santander transfiere a Fortress más de 330 millones en financiación con impagos
- La cartera 'Swing' incorpora préstamos sin colateral y operaciones con garantía
Eva Contreras
Santander vuelve a entenderse con Fortress Investment Group para desalojar activos improductivos. El banco ha colocado al fondo alrededor de 330 millones de euros de préstamos sin garantías (unsecured, en la jerga técnica) y otras operaciones de financiación con colateral en el bautizada como proyecto Swing, según fuentes del mercado. La entidad eludió realizar comentario alguno.
Se trata de la segunda operación que cierra con Fortress en escasos meses. En el arranque del año le adjudicó el porfolio Churchill, con 200 millones brutos de valor nominal, al tiempo que transfería a Balbec Capital la cartera Newman, integrada a su vez por activos inmobiliarios, préstamos garantizados y un porfolio de créditos sin garantía de Santander Consumer Finance.
En 2023, Fortress también se alzó con el Proyecto Sir Barton, conformado por hipotecas impagadas con un valor nominal bruto de 520 millones, y el año anterior adquiría un porfolio similar valorado en 300 millones, la cartera Nix.
Conexión en DoValue
La conexión con el banco ha sido directa en los últimos años a través de transferencias de carteras e indirecta, a través de DoValue. Apollo vendió en 2018 su participación de control en la antigua Altamira, creada en origen por Santander, a DoValue, cuyo máximo accionista era Fortress. El servicer gestiona activos del fondo, junto a otros clientes y, sobre todo, carteras originarias del banco cántabro.
Con la operación Swing cerrado ahora, la deuda morosa enajenada por Santander supera los 2.500 millones de euros en volumen bruto en poco más de un año. El banco ha reordenado además los contratos y posiciones con diferentes servicers.
A finales del pasado año salía precisamente del capital de la antigua Altamira y vendía su 15% de participación al grupo italiano que le da el nombre ahora DoValue; y ha reforzado Diglo, cuya desinversión analizó, y acaba de reducir del 49 al 10% su posición accionarial en Quasar, el servicer creado con los activos originarios del extinto Banco Popular y que operaba con Blackstone -el fondo controla ahora el 90% restante-. El banco tiene además Deva Capital, creada en el año 2019 para gestionar activos de terceros y titulizar deuda propia para optimizar el consumo de capital.
Al cierre de 2023 -últimas cifras conocidas-, contaba con una exposición en activos adjudicados de 5.506 millones de euros brutos o 2.448 millones, una vez deducidas las correspondientes provisiones. En crédito, el 3,06% está contabilizado como dudoso y equivale a otros 35.700 millones, gracias a que los impagos siguen contenidos y a la industrialización en el proceso de enajenación de carteras.
Además de con Fortress, Santander ha vendido activos al fondo KKR (200 millones en inmuebles adjudicados en la cartera Frankel), a PRA Iberia (105 millones en activos sin garantía en el proyecto Simoncelli) o a GCBE (filial de Cerberus) y Axactor (1.100 millones de euros en operaciones con colas hipotecarias en el proyecto Spirit).
El ratio de morosidad del grupo bancario se situó en septiembre en el 3,06%, inferior al 3,13% de un año antes. Se trata de una cartera de 35.723 millones de euros dentro un stock financiado que ronda los 1,17 billones en los diferentes países donde opera. Cuenta con una red de provisiones para encarar insolvencias de 22.735 millones, que cubren en un 64% las operaciones dudosas. La cifra no incluye los inmuebles adjudicados.