Banca y finanzas
La banca eleva un 15% la venta de 'activos tóxicos' este año y colocará 15.500 millones
- Las entidades y los fondos han enajenado ya 10.800 millones y ultiman la transferencia de otros 4.700 millones
- Las operaciones con créditos morosos sin garantía copan un 76% de las transacciones
- La bajada de tipos y las exigencias de Basilea IV pueden incentivar un auge de las transacciones
Eva Contreras
La contención de la morosidad y el escenario de tipos más altos no ha obstaculizado el intenso proceso de desagüe de "activos tóxicos" de la banca. Las entidades y los fondos van camino de cerrar este año operaciones de compraventa de créditos con problemas o reestructurados y de inmuebles adjudicados por un valor bruto cercano a los 15.520 millones de euros, montante casi un 15% superior a los 13.511 millones comprometidos en transacciones el pasado 2023. Hasta septiembre, el volumen de transferencias acordadas alcanzaba un valor nominal de 10.807 millones y en el mercado hay actualmente operaciones en curso susceptibles de subir otros 4.712 millones al contador si se cierran, como se espera, dentro del ejercicio.
Los cálculos pertenecen a la consultora especializada Atlas Value Management, que augura que la actividad va a encontrar nuevos incentivos en los próximos meses gracias a la bajada de los tipos y los requerimientos regulatorios que encara la banca.
"Los tipos de interés han comenzado a reducirse a finales de 2024. Venimos del año 2022 al 6%, al inicio de 2024 se situaban en el 3,4% y actualmente estamos cerrando en el 2,5 o 2,6%. Este cambio podría afectar tanto a la oferta de crédito como a la demanda de activos distressed y especialmente en mercados como el de NPLs -acrónimo de non performing loans o deuda impagada-, debido lógicamente a la ventaja competitiva con respecto a productos tradicionalmente financieros", explica José Masip, socio de Servicios Financieros y Real Estate de Atlas Value Management.
La subida de tipos truncó, de hecho, operaciones por un valor nominal conjunto cercano a los 4.000 millones en el último tramo de 2022 al impedir casar las expectativas de precio que tenían los vendedores frente a las ofertas recibidas por inversores que tuvieron que meter en la ecuación del retorno que proyectaban generar por el activo un coste de financiación desbordado por la rápida subida de tipos. No solo encareció la financiación que los compradores precisan a menudo para acometer tales operaciones, sino que convirtió además en más rentables otro tipo de activos al que algunas firmas, sobre todo fondos de private equity, dirigieron sus inversiones.
La reversión de la subida de tipos de interés iniciada por el Banco Central Europeo (BCE) y que seguirá durante 2025, junto a una economía con crecimientos superiores al 2%, se dibuja como un acicate ahora para que este tipo de transacciones ganen impulso. "Con la bajada de tipos de interés nos podríamos encontrar que se vuelve a reactivar la venta de carteras", refiere Masip.
Morosidad contenida
El factor determinante que provocó que se originase el mercado tras la crisis financiera internacional fue que los impagos embalsaron los balances. Hoy la morosidad no solo está contenida, pese al endurecimiento de la política monetaria y la persistencia de la inflación, sino que ha bajado y las entidades no atisban un empeoramiento en la capacidad de pago de los clientes, pero hay un estímulo a seguir sacando fuera de balance los activos dañados por imperativo supervisor y regulador.
"Los balances de los bancos y los niveles de morosidad se encuentran estables y controlados. Estamos con una morosidad del 3,4%, pero las entidades financieras se encuentran focalizados en la optimización del consumo de capital impulsada por Basilea IV", repara el experto.
Las exigencias de provisiones que soporta la banca para financiaciones sanas o al corriente de pago que han resultado reestructuradas o refinanciadas ha puesto en el mercado otro tipo de activo enajenable: los re-performing loans (RPLs), con capacidad de atraer además a inversores menos activos en otras carteras.
El Santander acaba de cerrar la última transacción así, con un porfolio de 90 millones de valor bruto nominal, adquirido por Balbec Capital. Este fondo estadounidense está destacando, de hecho, como uno de los mayores inversores en esta nueva modalidad de activos puesto que cerró con operaciones similares con Banco Sabadell, Cajamar y Abanca por un nominal superior a 600 millones.
De los 4.712 millones en porfolios a la venta en el mercado o pendientes de cerrar su transferencia, un 10% del montante corresponde con ese tipo de RPLs, un activo que tan solo años atrás era testimonial o ni existía. Los inmuebles apenas suponen a su vez un 6% de las transacciones hoy abiertas y la previsión es que representen un 5% en las compraventas del conjunto del año. Cuando estalló la crisis financiera fueron el activo dominante dentro del ejercicio de limpieza de balances porque se desaguaron carteras milmillonarias por parte de casi todos los bancos, junto a sus filiales inmobiliarias y servicers.
La mayor actividad se concentra en la actualidad en la cartera de deuda con impagos: un 76% del total son financiación sin garantía, en gran parte vinculados a créditos al consumo y tarjetas; y otro 11% con colateral, como son las hipotecas.
Junto a la modalidad de activos, la maduración y desarrollo del mercado ha traído cambios también en los operadores. Casi todos los bancos continúan sacando activos al mercado, aunque en volúmenes más pequeños y paquetizados en activos más especializados o menos diversos porque han interiorizado el ejercicio como algo rutinario para mantener bajo el ratio de activos dañados sobre balance y para dejar en manos de expertos su gestión.
Han ganado peso, sin embargo, las transacciones en secundario o entre inversores y fondos diferentes a los bancos originadores del activo. Con todo, los grandes jugadores capitalizan las transacciones. El pasado año el 77,72% de las ventas las realizaron cinco grandes jugadores: Sareb (se deshizo de una exposición de 3.000 millones de euros), Santander (2.928 millones), Blackstone (2.000 millones), Deutsche Bank (1.380 millones) y CaixaBank, con operaciones conjuntas por un volumen de 1.204 millones.
210.000 millones desaguados en una década
La banca y los fondos han realizado operaciones con activos improductivos por un valor que rozará los 209.840 millones en una década si se cumplen las previsiones de este año (194.340 millones entre 2015 y 2023). Casi la mitad se resolvió entre 2017 y 2018, apremiados por el acelerado deterioro de la morosidad tras estallar la crisis financiera y que conduciría a la mayoría de los bancos a sacar de su balance el ladrillo en alianza con grandes fondos y servicers. Las operaciones realizadas en 2023 fueron aún más de la mitad de las cerradas en toda Europa.