Banca y finanzas

La banca llega al pico de tipos a la mitad de rentabilidad que en sus máximos

  • Las entidades tenían en 2007 y 2008 un ROE medio del 20% y algunas llegaron incluso al 30%
  • Ahora el sector financiero se queda levemente por encima del 10% y otras llegan al 15%

Lucía Gómez

La subida de tipos de interés parece estar llegando a su fin y la banca ha aprovechado el tirón para mejorar sus cifras durante los últimos trimestres. El incremento de los ingresos, los márgenes y el beneficio ha llevado a una mejora de ratios claves para el sector financiero, como son la eficiencia y la rentabilidad que no paran de crecer pese al aumento de costes derivado de la inflación de los últimos meses. En cambio, si se compara este último dato con las cifras históricas de la banca en España se puede apreciar que si bien esta subida de tipos ha impulsado las cifras, estas se quedan todavía muy lejos de las conseguidas en el último alza, el que se vivió en 2008, antes del estallido de la burbuja inmobiliaria. Tanto es así que, de acuerdo con esos datos, se quedarían en la mitad de rentabilidad que se cosechaba entonces.

En concreto, las entidades financieras –con un panorama muy diferente al que hay hoy en día, incluida la existencia de las polémicas cajas de ahorro y con un gran número de bancos– tenían entonces un ROE medio (return on equity, resulta de dividir el beneficio neto de una entidad en relación con sus fondos propios) del 20% y algunas de ellas, como se puede ver en el gráfico anexo, llegaron incluso a superar el 30%. Ahora, con los datos de cierre del primer semestre presentados hace unas semanas, el sector financiero español –con un número mucho más reducido de entidades– se queda levemente por encima del 10% de ROE y en casos concretos, se llega al 15%. Estas cifras han sido celebradas ampliamente por propios y extraños, entre los que se incluye al Banco de España, pues supone que por primera vez en varios años de tipos bajos e incluso negativos exista una mejora de la rentabilidad sobre el coste de capital de las entidades.

¿Cuál es entonces la diferencia entre el negocio de la banca española en el periodo entre 2005 y 2008 y el actual para que exista tanta disparidad entre rentabilidades pese a la práctica igualdad en la situación de tipos de interés? Esta pregunta no tiene una sola respuesta, pues serían varios los factores que influirían sobre el cálculo de uno de los ratios más relevantes de las entidades financieras.

En primer lugar, cabe destacar el activo de las entidades financieras en aquel momento. Desde el inicio de los años 2000, el activo que gestionaban los bancos y las cajas comenzó a crecer, lo que hizo que el peso de los gastos de explotación sobre los activos totales medios fuese a la baja. Al mismo tiempo, los márgenes estaban también en su punto álgido apoyados en el creciente entorno de tipos que se mantuvo en el mercado hasta 2008. Pese a que en algunos casos el margen de intereses se redujo en términos relativos, en términos absolutos creció debido al nivel de operaciones gestionadas.

Al mismo tiempo, la morosidad estaba en niveles muy contenidos, llegando solo a sobrepasar el 1% ya en el año 2008. En la actualidad, esta se coloca en el entorno del 3,5%. Estas cifras hicieron que el gasto en dotaciones y provisiones por insolvencias fuese muy bajo en relación al alto nivel de crédito que, por el periodo expansivo en el que nos encontrábamos, manejaban las entidades.

Todo ello lleva a destacar la eficiencia de la banca española en aquel momento. Las cifras de esos años muestran porcentajes que rondaban el 40% de media y que se apoyaban, según entonces analizaban los reguladores bancarios, en el comportamiento expansivo de la actividad. Ahora, estas cifras se sitúan en el entorno del 50%, con varias de las grandes entidades levemente por debajo y el Ibex en el entorno alto del 40%.

El inicio de la caída

A partir de la gran crisis, las necesidades de saneamiento del activo tuvieron gran peso y alcanzaron un máximo de 24.239 millones de euros en 2009, sumando 61.000 millones solo hasta 2010. A ello se sumó una caída de la actividad que llevó a ver estructuras sobredimensionadas, que sumadas a un aumento de los activos no rentables y el encarecimiento de la financiación de las entidades supusieron una caída relevante de la rentabilidad.

El ROE se redujo entonces desde niveles cercanos al 20% hasta valores que se colocaron por debajo del 3% para el año 2011. Los bancos que mejor sostuvieron sus rentabilidades fueron aquellos con más negocio en el extranjero.

Tras varios años en cifras muy reducidas, a partir de 2014 la rentabilidad de las entidades de crédito comenzó a mejorar como resultado de los procesos de reestructuración y resolución de las entidades que presentaron problemas que se sumaron a la paulatina recuperación de la actividad en nuestro país. El ROE medio se elevó entonces hasta cifras cercanas al 6,5%, pero se quedaba todavía muy lejos de las cosechadas apenas seis años antes. Ana Botín llegó a decir entonces que "no es posible" que el sector alcanzase niveles de rentabilidad precrisis.

Los tipos bajos hicieron que esta situación se prolongase y se acrecentase aún más con la llegada del Covid. Tras superar la pandemia, y con el inicio de la nueva subida de tipos el pasado mes de julio de 2022, las entidades volvieron a coger aire y el aumento de los márgenes y los ingresos, sumado al continuo ajuste de capacidad permitió la vuelta de la rentabilidad y la mejora de la eficiencia, pero en niveles que todavía se sitúan en la mitad de los que se cosechaban en 2008.