Aragón

Las alegaciones al proyecto outlet de Pikolin dejan en el aire 60 millones de inversión y 1800 empleos


    Eva Sereno

    La Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza (FABZ) ha presentado alegaciones al proyecto de transformación de la actual factoría de Pikolin en Zaragoza para poner en marcha un complejo comercial de tiendas outlet, que supone una inversión de 60 millones de euros y la generación de alrededor de 1.800 puestos de trabajo. Desde la FABZ se alega que TorreVillage, como se conoce a esta iniciativa, supone perjuicios para el pequeño comercio.

    El proyecto TorreVillage contempla una zona comercial que se ubicará en las instalaciones actuales de la fábrica de Pikolin en la carretera de Logroño una vez sean trasladadas a la Plataforma Logística de Zaragoza. Un área, de 63.000 metros cuadrados, que se quiere reconvertir en una zona comercial que acogerá tiendas outlets, medianas superficies y restauración y que supondrá una inversión de 60 millones de euros y la generación de alrededor de 1.800 puestos de trabajo.

    Un proyecto al que la Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza (FABZ) ha presentado alegaciones, ya que consideran que esta nueva iniciativa empresarial supone un perjuicio para el comercio de proximidad de Zaragoza.

    Desde la FABZ se pide la paralización del proyecto por esos perjuicios sobre el comercio de proximidad en Zaragoza, además de apuntar que vulnera lo preceptuado en el actual PGOU de la ciudad en relación a los usos del suelo urbano no consolidado.

    De este modo, se solicita la paralización del proceso de tramitación administrativa de aprobación definitiva del Plan Especial "en tanto se elabora un nuevo documento ajustado a derecho por parte del promotor Iberebro SA para posterior sometimiento a consideración ante Gerencia de Urbanismo de Zaragoza".

    Las alegaciones de la FABZ destacan que el PGOU en su memoria expositiva indica que "desde el punto de vista de la ordenación urbana, la actividad comercial interesa como elemento dinamizador de ciertas áreas o sectores de la ciudad ya consolidada. Máxime cuando el comercio es un ingrediente básico del modelo de ciudad europea compleja y multifuncional, que se asocia a un uso intenso de la calle y del espacio público por los ciudadanos como lugar de ocio y relación".

    Para la FABZ, la transformación de las instalaciones de Pikolín contribuirá al retroceso del pequeño comercio, propiciando a su vez la caída de los precios de los locales comerciales en los barrios urbanos y la tendencia al vaciado de las plantas bajas, haciendo perder a las calles afectadas atractivo y apacibilidad.

    En las alegaciones también se recuerda que el PGOU vigente asume como criterios propios disuadir la aparición de nuevos centros comerciales y grandes superficies en el exterior de la ciudad, y por tanto mantener la actual dispersión de la actividad comercial entremezclada con la residencia, criterios que son vulnerados por el Plan Especial en su actual redacción.

    Además, las alegaciones inciden en que en los últimos 40 años en la ciudad de Zaragoza se ha producido un continuo y persistente proceso de apertura de grandes superficies y centros comerciales como GranCasa, que cuenta con 77.000 metros cuadrados, el Centro Comercial Augusta con 62.000 metros cuadrados, Plaza Imperial con 132.000 metros cuadrados, Aragonia con 30.000 metros cuadrados y el Parque Comercial y de Ocio Puerto Venecia con 206.000 metros cuadrados. Una superficie a la que habría que sumar la de TorreVillage.

    En las alegaciones también se explica que este tipo de proyectos "en numerosas ocasiones, obedecen más a intereses especulativos de importantes y foráneos fondos de inversión que a las necesidades comerciales de la ciudad", además de señalar que las grandes superficies que están situadas en los espacios periurbanos se hallan en las "antípodas" del modelo de ciudad compacta y mediterránea que defiende la FABZ.

    Finalmente, desde la federación igualmente se insiste en que las grandes superficies atentan y socavan el comercio de proximidad -que consideran que es garante de la cohexión social y urbana y de la sostenibilidad medioambiental-, y que la excesiva oferta de este tipo de establecimientos, en el momento de caer en desuso, representa negativas cicatrices en la trama urbana de la ciudad.

    La contestación de la FABZ no es la única a la que se ha visto sometida este proyecto, que también se mira con recelo desde las asociaciones de pequeños comerciantes, así como por formaciones políticas de izquierdas presentes en el Ayuntamiento de Zaragoza.

    Sin embargo, los promotores de TorreVillage en el momento de su presentación, tan solo unos días antes de que se celebrarán elecciones autonómicas y municipales, se mostraron convencidos de que el proyecto puede salir adelante.