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Científicos piden que nos preparemos para lo que se viene en bares y restaurantes: no se salva casi nadie en España y afecta a toda la hostelería
- Cerrar la tapa del inodoro antes de tirar de la cadena es algo clave para evitar la dispersión de partículas
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elEconomista.es
En España, es habitual quedar para "tomar algo", sobre todo en verano, ante las altas temperaturas y la poca libertad para hacer planes al aire libre. Y es que somos muy partidarios de interactuar y relacionarnos en grupo, probar ciertas porciones de comida mientras se conversa, desconectar de la rutina...
En profundidad
Por lo general, no solemos quedarnos poco tiempo en la terraza, ya que las conversaciones se alargan más de la cuenta, las rondas de comida y de bebida se repiten en las mesas y las tardes se convierten en noches. Con ello, claro está, nos vienen las ganas de pasar al baño.
Aunque todos preferimos hacer nuestras necesidades básicas en el hogar, lo cierto es que hay veces que toca pasar en otro lugar por urgencia u otro motivo. Y un sencillo gesto como cerrar la tapa del inodoro antes de tirar de la cadena nos puede salvar de graves consecuencias a corto plazo.
Más detalles
Al parecer, una investigación de la Universidad de Colorado Boulder ha revelado que, al descargar la cisterna, se libera una nube de aerosoles que pueden contener ciertos microorganismos y mantenerse suspendidos en el ambiente durante varios minutos.
Realizado con cámaras de alta velocidad y tecnología láser, y publicado en la revista 'Nature Scientific Reports', el estudio ha evidenciado que estas partículas pueden alcanzar hasta 1,5 metros de altura en apenas 8 segundos, desplazándose a una velocidad de dos metros por segundo.
A tener en cuenta
Esta nube invisible de residuos, sorprendente, se esparce de forma rápida, depositándose en las superficies del baño y, por supuesto, aumentando el riesgo de exposición. Aunque la comunidad científica ya llevaba años advirtiendo sobre la emisión de aerosoles al tirar de la cadena, la realidad es que este estudio permite vislumbrar la magnitud del fenómeno.
Y con ello, claro, su posible impacto en la propagación de patógenos como E. coli o norovirus. De hecho, los microorganismos pueden permanecer en el inodoro incluso después de varias descargas, lo que perjudica gravemente a los baños públicos con muchas personas.
Más allá de esto, lo cierto es que también influyen en la dispersión de estos aerosoles factores como el tipo de inodoro, toda la presión del agua y la ventilación del baño. Es más, en espacios con baja circulación de aire, las partículas pueden estar en suspensión durante un mayor tiempo, incrementando la posibilidad de inhalación o contacto con superficies contaminadas.
Ante este panorama, cabe destacar que es recomendable garantizar una correcta ventilación en los baños, reforzar higiene de manos para reducir el riesgo de contacto con agentes patógenos y, lo último, pero no menos importante, desinfectar con regularidad las superficies.