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La avalancha de nómadas digitales sobrepasa a Portugal

  • La llegada de extranjeros que teletrabajan ha encarecido el precio de la vivienda en el país
  • ¿Deben pagar impuestos estos nómadas digitales y extranjeros ricos?
Imagen panorámica de Lisboa

María Juárez

Los tiempos están cambiando y el formato de trabajar también. El teletrabajo es cada vez una práctica más habitual en nuestro día a día. Sin embargo, como todo, si no se controla puede ser peligroso. Esto es un poco lo que está ocurriendo en Portugal que, a raíz de emitir el año pasado su visado nómada digital, ha recibido una gran afluencia de trabajadores extranjeros, lo que ha encarecido el precio de vida de la región y, sobre todo, el valor de la vivienda.

En el último lustro, el alquiler en la capital se ha elevado un 30% en medio de una crisis inmobiliaria. Esto convierte a Lisboa en una de las ciudades más caras para alquilar junto con Milán, Madrid y Berlín. Ahora mismo, el precio medio de un piso de un solo dormitorio puede rondar los 1.200 euros.

A finales de 2022, el Gobierno portugués publicó las condiciones para solicitar el conocido como visado de nómada digital. Para obtener este visado, los extranjeros deben ganar cerca de 2.700 euros mensuales, mientras que el salario mínimo de los residentes es de 820 euros. Asimismo, los que quieran irse a teletrabajar a Portugal deben presentar los ingresos del último trimestre, documentos de residencia fiscal y el contrato de trabajo.

Ahora, lo que comenzó como una alternativa para luchar contra la baja natalidad del país, ha derivado en que los portugueses tengan una menor capacidad adquisitiva. Portugal ha recibido 16.000 personas más —sin tener en cuenta los 6,5 millones de turistas anuales— en busca de un buen clima y un entorno económico para teletrabajar.

Sin embargo, esta situación ya empieza a hacer aguas y está dejando de ser recibida con buenos ojos. Según el último estudio de Statistics Portugal, el 5% de los adultos portugueses reconocen tener dos o tres empleos para poder hacer frente a los gastos. Además, casi la mitad de los graduados portugueses se ven obligados a buscar trabajo fuera del país, tal y como reflejan los datos publicados por Business Roundtable Portugal.

Ventajas fiscales, ¿sí o no?

Sobre la mesa está el debate de sí se deben aplicar ventajas fiscales a los trabajadores extranjeros o no. Según explica Fortune, Portugal ya eliminó la tasa impositiva plana del 20% que cobrara a quienes tienen trabajos de "alto valor agregado", como, por ejemplo, médicos o periodistas. No obstante, los trabajadores extranjeros disfrutaban de la misma tasa impositiva que los portugueses, es decir, entre el 14,5% y el 48%.

Ahora bien, el Gobierno se está planteando devolver los privilegios a los extranjeros ricos, como ocurrió a raíz de la crisis de 2008 para atraer capital extranjero a Portugal. El objetivo del país desde hace año es conseguir captar extranjeros jóvenes. De hecho, tras la pandemia, Portugal apostó por el visado D7, o visado de ingresos pasivos. En este caso, los trabajadores extranjeros tenían que ganar 7.200 euros al año para acceder a él.