La UE da luz verde a la ley de Restauración de la Naturaleza en el plazo límite
- El rechazo de Finlandia, Suecia, Países Bajos, Polonia e Italia no ha sido suficiente para una minoría de bloqueo
- Fija que el 30% de los ecosistemas marinos y terrestres degradados deban ser restaurados para 2030
Lidia Montes
Bruselas,
Ha sido por los pelos, pero, finalmente, la UE ha salvado y dado luz verde a la ley de Restauración de la Naturaleza. La norma, parte del paquete de políticas verdes emprendida por la Comisión Europea de Ursula von der Leyen, se convirtió en estandarte de las protestas agrícolas en Europa. También en una de las normativas más polémicas de la legislatura, con un amplio rechazo la derecha. Tras varios meses de bloqueo, los ministros de Medio Ambiente de la UE han aprobado definitivamente la controvertida normativa, aunque de forma descafeinada.
Los titulares de Medio Ambiente han aprobado este lunes una norma que busca fijar un objetivo de recuperación de la pérdida de biodiversidad y espacios naturales degradados. Es así que, finalmente, establece la ambición de que el 20% de los ecosistemas marinos y terrestres degradados deban ser restaurados para 2030 y la totalidad para 2050, lo que supone una rebaja respecto a sus pretensiones iniciales.
Si en marzo, el voto en contra del gobierno ultraderechista de Víktor Orbán sirvió para sumar una minoría de bloqueo, junto con Finlandia, Suecia, Países Bajos, Austria, Polonia, Bélgica e Italia, en esta ocasión el cambio de postura de Austria a favor del sí y el de Bélgica en forma de abstención ha posibilitado sacar adelante la norma.
Asistió al encuentro de ministros de Medio Ambiente que tiene lugar hoy en Luxemburgo, la titular de Transición Ecológica, Teresa Ribera, que ha indicado que es "una muy buena noticia para todos los europeos y para la biodiversidad en su conjunto a nivel mundial", ya que considera que las "actividades económicas que dependen de la restauración de la naturaleza pueden seguir desarrollándose con un compromiso por parte de los Gobiernos".
A petición del Parlamento, la ley incluye un "freno de emergencia" que permitirá suspender los objetivos para los agroecosistemas en circunstancias extraordinarias si merman en gran medida las tierras necesarias para una producción suficiente de alimentos para el consumo de la UE.
El proceso de aprobación de la ley de la Restauración de la Naturaleza ha estado marcado por la polémica. El pasado febrero la Eurocámara daba su visto bueno con 329 votos a favor, 275 en contra y 24 abstenciones. Los populares europeos anunciaron que votarían en contra, igual que la ultraderecha, por lo que el acuerdo debía aglutinar la mayoría necesaria con el apoyo de socialdemócratas, verdes, liberales, izquierda. Finalmente contó con el respaldo de algunos eurodiputados populares.
En marzo, la que se suponía que debía ser la aprobación definitiva de la ley en un proceso en el que los Veintisiete solo debían dar su beneplácito al acuerdo que se había alcanzado bajo presidencia española del Consejo de la UE se vio truncada por el cambio de postura de Hungría. Budapest se sumó al grupo de países que, desde un inicio, se oponían a esta normativa.
Se trata de la primera gran legislación sobre biodiversidad de la historia comunitaria. La normativa incluye medidas para atajar la pérdida de insectos polinizadores, obliga a dejar la madera muerta en los bosques, no reducir los espacios urbanos verdes y eliminar las barreras artificiales de los ríos.
En lo referente a los hábitats considerados en mal estado, los países de la UE deben tomar medidas para restaurar el 30% antes de 2030, el 60% para 2040 y el 90% para 2050. Además, los países tendrán que poner en marcha medidas para evitar el deterioro significativo de áreas que se mantienen en buenas condiciones gracias a la restauración y de ciertos hábitats terrestres y marinos enumerados en el reglamento.
Los Estados miembros pondrán en marcha medidas destinadas a restaurar los pantanos que se han quedado sin agua y contribuirán a plantar al menos 3.000 millones de árboles adicionales de aquí a 2030. Para convertir al menos 25.000 km de ríos en ríos de flujo libre hasta el final de esta década, los Estados miembros tomarán medidas para eliminar las barreras artificiales a conexión entre las aguas superficiales.