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La medusa 'huevo frito' invade las costas españolas: ¿dónde aparecen? ¿Qué pasa si me pica?
elEconomista.es, Europa Press
En los últimos días, las aguas del Mar Menor están infestadas de medusas. Un acontecimiento frecuente en la época estival que, si bien se interrumpió a partir del 2016, en los dos últimos años (sobre todo en este 2023) ha regresado. Las poblaciones de medusas han vuelto a los niveles desproporcionados que se han registraban desde mediados de la década de los 90 en adelante.
Habitualmente, en el Mar Menor se han intercalado dos especies de medusas: la laguna siempre ha tenido una especie de invierno denominada Aurelia aurita, conocida por los pescadores como 'agua mala', que cierra su ciclo a principios del verano, por lo que su presencia durante la época estival es muy baja o prácticamente inexistente a partir de los primeros días de julio, dependiendo de la temperatura del agua; en cambio, la segunda medusa más frecuente en la laguna es la Cotylorhiza tuberculata, coloquialmente conocida como 'huevo frito' debido a su apariencia. Y es precisamente esta la que ha vuelto a colonizar estas aguas.
Esta medusa alcanza densidades muy elevadas durante los meses de julio y agosto, tiene un ciclo de vida de entre 2 y 6 meses y no es urticante. Esta especie tiene mecanismos que provocan que su multiplicación no dependa totalmente de la disponibilidad de nutrientes (fitoplancton y zooplancton) en el agua.
A pesar de que esta es la especie mayoritaria, otras (de carácter urticante), como la Rhizostoma pulmo o la Phyllorhiza punctata, también están presentes, por lo que los bañistas no estarán libres de las picaduras.
A qué se debe
Según se explica en los informes del Comité de Asesoramiento Científico y de la Universidad de Murcia, la aparición de las medusas se debe a una mayor transparencia del agua, lo que propicia su reproducción. Sobre este aclaramiento, el portavoz del Comité Científico, Emilio María Dolores, ha explicado que "no es una imagen nueva y se debe a la resuspensión continua de material particulado no soluble que ha llegado a esa zona fruto de las escorrentías y lixiviados".
El portavoz ha añadido que "los niveles actuales de nutrientes entran dentro de los parámetros marcados por la normativa, salvo en dos estaciones frente a la rambla del Albujón, y la cantidad de agua que ha entrado ha sido significativamente menor que en el año 2022, aunque todavía excesiva".
Por todo ello, el experto cree que "este verano, y salvo episodios que afecten negativamente a la Cotylorhiza tuberculata como estrés térmico y/o oscurecimiento de la columna de agua, las poblaciones de esta especie no urticante serán elevadas, permitirán controlar mejor la cadena trófica de la laguna y contribuirán a una mayor transparencia de las aguas", ha resumido el portavoz del Comité Científico del Mar Menor.