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Un viaje millonario al territorio de las FARC: las maravillas ocultas de Colombia por 100.000 dólares

Cristina Consuegra, una de las muchas víctimas que sufrieron la violencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), ha montado junto a su marido la agencia de viajes Galavanta, una agencia que organiza expediciones es los lugares misteriosamente bellos que, hasta noviembre de 2016, eran conocidos como los bastiones del grupo armado. Esta iniciativa se inserta en la creciente industria del turismo de lujo en el país.

Galavanta tiene confeccionados una serie de itinerarios pioneros que lanzará en 2018 para multimillonarios y titanes de la industria que desean experimentar las intrigas y la belleza natural del país. Cada viaje se crea en conjunto con la Fundación Ecoplanet, una organización regional de conservación dirigida por el ejecutivo de Google y ardiente conservacionista Francisco Forero Bonell, con la misión de descubrir los tesoros ecológicos de Colombia.

Así, por primera vez los viajeros VIP podrán descubrir el río fluorescente de Caño Cristales, las formaciones rocosas y cuevas cubiertas por pictogramas de la Serranía de la Lindosa, las estribaciones andinas ocupadas por jaguares y las mariposas de la Amazonía. Cristina Consuegra cuenta que todos los lugares que fueron estrictamente prohibidos por una de las guerrillas más largas y violentas del siglo XX y por eso conocerlos cuesta 100.000 dólares por persona siete noches.

Caño Cristales es un río de color cambiante con un atractivo histórico que está cerca del pueblo de La Macarena. Los lugareños lo llaman el "río de los cinco colores" o el "arcoíris líquido" porque las plantas que florecen periódicamente en el lecho del río parecen que tiñen el agua en tonos de rosa, púrpura, amarillo, verde y rojo. "Solo ha sido accesible en los últimos años con nuevos vuelos desde Bogotá, y dos lindos refugios administrados por un joven biólogo",asegura Consuegra. Además, la región tiene un gran atractivo ecológico: es donde convergen las llanuras, los Andes y el Amazonas.

En Sierra Nevada se encuentran las asombrosas ruinas de La Ciudad Perdida, el albergue homónimo de Galavanta y fue hasta hace poco la sede del jefe paramilitar Jorge Cuarenta. La Serranía de la Lindosa estaba muy cerca de la pista de aterrizaje de Pablo Escobar. Y en la costa oeste, se encuentra El Choco, donde los rebeldes de las FARC fueron mano a mano con el ELC y los paramilitares pero ahora se puede ver a las ballenas jorobadas emigrar hacia el norte desde la Patagonia.

Hay otros destinos en los que las visitas turísticas no están autorizadas, no por temor a la violencia, sino por su impacto negativo en la naturaleza. Los científicos creen que el Parque Nacional Chiribiquete en el Amazonas, por ejemplo, contiene una ciudad antigua bajo el denso suelo de la jungla y tiene cuatro comunidades indígenas que nunca han estado en contacto con la civilización moderna. Ver la fauna y las vistas espectaculares de la zona pondría en peligro a estas comunidades y ecosistemas frágiles, por tanto el gobierno nacional ha declarado fuera del alcance del turismo.

En definitiva, Consuegra está aprovechando el turismo para ayudar a reescribir la historia de su país, no borrando el pasado sino revelando lo que la violencia había oscurecido durante mucho tiempo. Ella firmemente suscribe el antiguo lema promocional del gobierno: "El único riesgo para los viajeros es querer quedarse".

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