
Poco había de Italia en aquella ciudad. Ni fachadas desconchadas pero con encanto ni turistas en manada locos por ver el Coliseo de Roma, la plaza San Marcos de Venecia o el Puente Vecchio de Florencia. Tampoco había esa radiante luz mediterránea, esa belleza morena o esa similitud española. Pero la realidad era que se trataba de Italia. En concreto, Merano, una ciudad de la región autónoma de Bolzano o Tirol del Sur que formó parte del imperio Austrohúngaro hasta 1910.
Ubicada a los pies de los Alpes, visitar Merano es trasladarse a una parte muy particular del noroeste de Italia. De pasado bávaro, tradición austrohúngara y nacionalidad italiana desde el final de la Primera Guerra Mundial, esta ciudad y su región son una combinación perfecta entre las culturas mediterránea y centroeuropea que se hace notar en la arquitectura, la gastronomía, la personalidad… y la lengua: el italiano y el alemán son lenguas oficiales, pero es el alemán la materna del 70% de la población.
Esta ciudad es un punto de interés turístico internacional gracias a su clima mediterráneo, a pesar de estar tan cerca de los Alpes; es un punto de partida interesante para conocer otras regiones de Italia como Verona, Venecia o el lago Garda. Y es destino de turismo saludable gracias a las aguas curativas de las Termas de Merano, una instalación premium de 12 piscinas exteriores, 13 piscinas cubiertas, 8 saunas y un centro de belleza.
Merano y la región también son conocidas por su arquitectura neobarroca y sus castillos de la época medieval. Entre ellos, el más visitado es el castillo Trauttmansdorff gracias a que uno de sus huéspedes fue Sissi, la Emperatriz de Austria, que desde entonces cuenta con su propia estatua en al ciudad. Además, hoy en día este castillo es visita obligada porque se ha convertido es una admirable conexión entre arte y naturaleza gracias sus 80 entornos botánicos.
Esta miscelánea cultural también se aprecia en la gastronomía. Aunque la típica pasta italiana está presente, las carnes y las recetas contundentes propias de la montaña toman mayor presencia. Es más, en refugios alpinos de esta región como Sanon es posible disfrutar de platos de tradición bávara como las famosas salchichas o más autóctonos de la región y poco propios de la cocina italiana como el strudel –pastel de manzana- o los canederli –pastel de carne-.
También, Merano y Tirol del Sur son un buen destino para disfrutar en Italia de una tradición cultural totalmente diferente del país, propia de esta región y que se manifiesta a través de expresiones artísticas como el Schuplattler -un baile tirolés en el que se dedican a saltar y golpear sus muslos, rodillas y suelas de zapatos para marcar el ritmo de la música-. O a través de una personalidad social más férrea, estoica y poco acostumbrada a la improvisación que recuerda más a Alemania que a Italia.
Movimientos nacionalistas dentro de la Constitución de Italia
Fruto de este pasado y esta particularidad histórica, social y lingüística, Tirol del Sur ha sido protagonista por movimientos nacionalistas e independistas y goza junto a otras regiones de Italia (Sicilia, Cerdeña, el Valle de Aosta, Friuli-Venecia-Julia) de unas mayores cotas de autonomía.
Un grupo de autonomías especiales que puede crecer en los próximos meses. Las regiones norteñas italianas de Lombardía y Véneto votarán el próximo 22 de octubre, a iniciativa del partido de ultraderecha Liga Norte, una consulta no vinculante sobre si se entran en este grupo de regiones. Un proceso democrático que hace unos años se había presentado como un referéndum de secesión que fue rechazado por el Tribunal Constitucional en función de artículo 5 de la constitución que dice que Italia es una república, "una e indivisible".