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Una urbanización entre las nubes

La urbanización sobre el centro comercial

En lugar de rendirse a la presión con las exigencias y la escasez de terreno, las constructoras asiáticas se han tomado el elevado índice de población y la demanda de una vivienda cercana al lugar de trabajo con sentido del humor. Tanto, que en Zhuzou se han tomado literalmente la expresión de que "el precio de la vivienda está por las nubes".

En esta ciudad asiática, la segunda más grande de la provincia china de Hunan, no hay parcelas para tantas familias. Pero en lugar de migrar a la periferia, el centro atrae cada vez a un mayor número de personas que quieren y necesitan un techo cerca de su lugar de trabajo habitual, en lugar de invertir horas extras en su jornada laboral yendo y viniendo en el transporte público de la oficina a su casa en los suburbios. Sin embargo, no quieren renunciar a las amplias zonas verdes de las que disponen en su hogar original.

Por ello, una constructora ha adoptado como medida para paliar esta crisis de terreno construir una urbanización en la azotea del centro comercial Juitian International Plaza, destinada a acoger a los 160 empleados que trabajan para la empresa que gestiona el centro. Un proyecto que se ha iniciado con cuatro casas cuyos tejados ya se esconden a media altura de los rascacielos más impresionantes de la ciudad.

Los empleados ya no deben preocuparse por madrugar demasiado para llegar a tiempo o si pierden el primer tren de la mañana: basta caerse de la cama para aterrizar en su lugar de trabajo.

No se trata de un zulo en precarias condiciones o un arreglo precipitado. Las viviendas son cien por cien legales y cuentan con el permiso de construcción pertinente, pero no hay intención de venderlas para uso residencial de personas ajenas a la organización del centro comercial. Están completamente equipadas, disponen de electricidad y agua corriente, y se espera que la mudanza tenga lugar de un momento a otro. Además, disponen de amplios jardines que se ajustan a la normativa establecida en Pekín para los espacios verdes en las urbes. Un pulmón que les regalará a los residentes una atmósfera menos contaminante que la que se respira varias plantas abajo, a ras de suelo, entre los gases de los tubos de escape.

Las casas son invisibles para los transeuntes, y seguro que el cartero se llevará más de un disgusto tratando de localizar la dirección. Pero sus propietarios podrán disfrutar de un alto nivel de intimidad y de una vista espectacular a las azoteas de las casas vecinas. Un mirador a varios metros sobre el suelo, donde los problemas parecen del tamaño de una hormiga, se ve todo más claro y se respira mejor.

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