
El pasado martes en la página de Facebook de Abercrombie & Fitch lanzaban esta pregunta a los seguidores de la marca en la red social: "¡No puedo creer que lo haya conseguido! ¿Cuál es la misión que superásteis cuando pensábais que nunca podríais hacerlo?".
A partir de aquí surgieron una serie de comentarios nada positivos para la empresa textil, "Me puse gordo, así que no puedo llevar vuestras camisetas". "Donar toda vuestra ropa a la beneficencia"; "Me hice un lifting para parecerme a vuestro jefe"; "Morirme de hambre para meterme dentro de vuestras prendas, ¡ahora soy guay!". Todo un conglomerado de respuestas que criticaban la forma de llevar la marca.
Además, el CEO de la marca, Mike Jeffries, ha realizado una serie de declaraciones nada favorables: "En todos los colegios hay chicos guays y populares y otros que no lo son. Francamente, nosotros queremos llegar a los chicos americanos atractivos, populares y con muchos amigos. Nuestra ropa no es para todos y no pretendemos que lo sea. ¿Somos excluyentes? Absolutamente". Y continúa diciendo, "no hacemos ropa ni para gordas ni para chicos que no sean cool".
Con todo esto, la 'masa web' ha comenzado a llevar a cabo una campaña en contra de Abercrombie & Fitch, para desprestigiarla.
Lo curioso es que las declaraciones de Mike Jeffries fueron publicadas en 2006 en Salon.com. Pero en ese momento las redes sociales no eran lo que son ahora. Era un reportaje en el que un periodista pasa dos días en el cuartel general de Abercrombie & Fitch en Ohio. Es impresionante lo que puede provocar un sólo comentario en Facebook y la unión, que se forma a partir de eso, de una multitud de personas con unos mismos ideales.