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La noche de Gianluca Vacchi en España: de la pitada inicial al denudo final

Gianluca Vacchi, el millonario que se hizo famoso el pasado verano por sus vídeos bailando reguetón, ha sido uno de los protagonistas más extravagantes del fin de semana más castizo del año, el de San Isidro. El italiano hizo disfrutar a la noche madrileña más mítica con una vibrante sesión como DJ en el Teatro Barceló.

A sus 49 años, este magnate de los negocios de autocaravanas está viviendo una segunda juventud. Tras conseguir la fama con sus vídeos de Instagram, este boloñés ha comprobado como su particular forma de vivir con grito de guerra incluido, Enjoy!, se ha posicionado como un negocio en sí mismo que promociona a través de su página web GVlifestyle.

La última parada de esta nueva línea empresarial ha sido el Teatro Barceló de Madrid. El pasado sábado Gianluca Vacchi fue una de los protagonistas de la noche con una sesión de música que pocos de los presentes olvidarán. Iñigo de Lorenzo, manager de la discoteca, explicó a Evasión que habían invitado a Vacchi porque era una figura con "un carisma especial" y que se acercaba al tipo de perfil de público que buscan para el local. Lo cierto, las reservas de la discoteca estaban completas, "es más podríamos haber llenado dos locales más de mesas", dijo el manager.

El millonario se hizo de rogar pero finalmente aparecía al filo de las tres de la madrugada. Vestido con una americana de lentejuelas y un polo negro con pajarita, la llegada de Vacchi hizo que todo el Teatro Barceló rompiese en júbilo y todos los presentes, a mitad camino entre veinteañeros y treintañeros, sacasen su móvil para grabar el momento.

La noche no comenzó con buen pie. El paso de mandos entre el DJ anterior con el protagonista no fue satisfactoria y la audiencia del Teatro Barceló resonó en una sonora pitada por los minutos de ausencia de música en la sala. Vacchi se tuvo que quitar la americana, coger el micro para pedir disculpas y sudar la gota gorda con su equipo para que la cosa funcionase. Y lo consiguió sin defraudar. 

Una lluvia de confeti blanco y el inicio (por fin) de la sesión de música marcó el comienzo de una noche desenfrenada. Como acostumbra a sus más de 9,2 millones de seguidores en Instagram, Gianluca no paró de moverse, bailar y brincar en ningún momento. Brazos en alto, besos al público y su grito de guerra fueron la coreografía de una sesión de música comercial que terminó con el protagonista sin camiseta -luciendo tatuajes, moreno y músculo- y con el público en el bolsillo.

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