
Antes de finalizar los años 50, el empresario español elegía inteligentemente el zapato de cordones -no había otro- para combinar con su traje. Sin embargo, la fuerza cultural yanki hizo que el zapato mocasín -ese que no tiene cordones- se pusiera de moda, abocando al ejecutivo patrio a oscuras décadas de elegancia cuestionable y con Madrid como su máximo exponente.
Ya sea con borlas, flecos o antifaz, el zapato mocasín al estilo Sebago beefroll -aquí bautizado como Castellano, con guerra familiar (con terceros) incluida- se impuso en los años 60 como el zapato de referencia en el armario del empresario español. Y todo por culpa de la novedad y por el 'gañanismo' de pensar que todo lo que viene de fuera es mejor (aunque también por su comodidad).
Acompañado de un sol y sombra y media melena con raya al lado, el zapato mocasín o tipo castellano se adueñó del estilismo masculino de entonces y ha llegado hasta la actualidad. En negro o en burdeos -nunca en color cuero-, este zapato ha servido para marcar la diferencia, el estatus social o incluso para integrarse en una determinada sociedad. Y sobre todo, sin decir que su correcta combinación es con vaqueros, pantalón casual, chinos o -si me apuran- un traje informal.
El diseñador Juan Avellaneda, de la firma de lujo para hombre Avellanada, explica que este tipo de mocasín nació a finales del S. XIX para aportar una comodidad y ligereza extra a los zapatos de las casas de campo: "El no contar con cordones facilitaba que al salir de la cama te los pudieras poner más fácilmente y permitía también quitártelos rápidamente para salir de casa", dice.
Su popularización como prenda ejecutiva tuvo lugar en el Estados Unidos de los años 50 y con su posterior exportación al viejo continente. Avellaneda entiende que esta tendencia nace porque en Estados Unidos "la comodidad siempre ha prevalecido". Bajo el punto de vista de este diseñador: "No se debería vestir un mocasín castellano con traje". No obstante apunta que "si el mocasín tiene una estructura más rígida y armada sí me parece correcto".
El estilista y autor del blog Fondo de Armario de elEconomista.es, Agustín Velasco, comprende que este zapato se haya aceptado como un complemento que puede integrarse en un look formal, "pero yo no soy muy partidario", dice. Velasco aconseja que con traje formal lo correcto es llevar zapato cerrado, "aunque si el traje es de corte informal, muy a la americana (blazer de uno o dos botones conjuntado con pantalón sport), si que resulta estéticamente coherente".
Por su parte, el periodista especializado en moda Jose Luis Diez Garde también comparte que no le gusta y que el traje debe combinarse con zapato de cordones o de hebilla. Y recomienda utilizar el castellano con unos vaqueros o un pitillo negro.
Las reglas de la moda y de estilo cada vez son más laxas y se permiten cosas como el traje con camiseta básica o la falda con sneakers. Sin embargo, el mocasín con traje cuesta (y mucho), sobre todo en las nuevas generaciones.