Del delirio de la burbuja inmobiliaria a la cruda realidad: una radiografía del sector en España
Francisco S. Jiménez
En 2016 y en lo que va de año estamos viendo incrementos significativos en el precio de la vivienda y fuertes crecimientos en ventas, hipotecas y visados de obra nueva. Pero bajando al detalle, lo que se puede constatar es que todavía el ladrillo está muy lejos de un repunte sostenido. Regresar a las cifras del esplendor de la burbuja inmobiliaria no sería sano, pero aun así el sector quedará lejos de esos niveles cuando la recuperación regrese por completo.
En los tres últimos años la construcción de nuevas viviendas está creciendo con fuerza. En 2016 se edificó un 19% más que en el ejercicio precedente, hasta las 55.268 unidades, según las cifras publicadas por el Consejo Superior de Colegios de Arquitectos. Pero comparando las cifras con los datos de 2006, en pleno de boom inmobiliario, se observa lo insignificante que es el dato. Aquel año se construyeron casi un millón de viviendas.
Desde 2007 a 2015 se han perdido en torno a 1,4 millones de empleos en este sector, incluyendo los correspondientes a la industria auxiliar, así como unas 250.000 empresas, más del 30% de las que había en ese año.
El delirio constructor y la reducción del crédito dejaron en el mercado en 2009 casi 650.000 viviendas sin vender. El último dato disponible del Ministerio de Fomento de 2015 cifra el stock en más de 500.000 unidades. Tinsa rebaja la cifra a cierre de 2016 en 340.000.
Pero lo cierto es que según las cifras oficiales la reactivación del mercado inmobiliario se está dando principalmente en el mercado de segunda mano. Un dato significativo, que indica que la recuperación del sector es incipiente, es que existe una oferta potencial para ser construida de 1.565.000 viviendas en suelo urbanizable, según Tinsa. A los ritmos actuales de construcción se tardaría 28 años en terminar su edificación.