Vivienda - Inmobiliario

¿Invertir en tu hogar o en un coche nuevo? La sabia elección de la rehabilitación energética

    Ejemplo de rehabilitación. Archivos

    Víctor Valero Veciana

    En la encrucijada de decidir cómo invertir nuestros ahorros, nuestra tentación más inmediata es la de renovar nuestro coche, ya que lo consideramos como una de las necesidades básicas familiares. En la época en la que vivimos, en la que la sociedad ha asumido que hay un problema latente con el cambio climático y, unido a las futuras restricciones del coche de combustión, la elección parece clara, hay que comprar un coche eléctrico para ayudar al planeta y a nuestro bolsillo. ¿O no?

    ¿Y si te dijéramos que existe una alternativa más rentable y sostenible? En este artículo, exploraremos por qué la rehabilitación energética de tu hogar podría ser la elección más inteligente en comparación con la compra de un automóvil nuevo. Acompáñanos en este viaje hacia la sostenibilidad y el ahorro financiero.

    La rehabilitación energética de viviendas consiste en realizar una serie de mejoras que permitan reducir el consumo de energía del hogar y mejorar de la calidad de vida de las personas que lo habitan. Estas mejoras pueden incluir el aislamiento térmico de la envolvente del edificio (en fachadas y cubierta), la sustitución de las ventanas por elementos más eficientes, la instalación de sistemas de climatización y agua caliente sanitaria de bajo consumo y la instalación de energías renovables como la fotovoltaica.

    Mediante estas actuaciones se consiguen las siguientes ventajas:

    Reduce el consumo de energía de forma permanente, lo que puede generar ahorros significativos a largo plazo. Se estima una media de 629 euros/vivienda de reducción de la factura de energía al año. Pero los proyectos que realiza Bauwood suelen triplicar esta cifra de ahorros gracias a la utilización de materiales de calidad.

    Aumenta el valor de la propiedad. Según el modelo desarrollado por Sociedad de Tasación, una vivienda de más de 50 años incrementaría su valor un 25 % de media tras ser rehabilitada. Al mejorar la habitabilidad de la vivienda repercute en un mayor confort y calidad de vida de los habitantes del hogar.

    Mejora la salud de los residentes. En el estudio desarrollado para la EREESE (Estrategia a largo plazo para la rehabilitación energética en el sector de la edificación en España) se estima que una vivienda no adaptada a las temperaturas frías incrementa un 30% la mortalidad en invierno reduciendo la esperanza de vida de los grupos más vulnerables. (6.700 personas al año mayores de 65 años).

    Se reduce la aparición de moho y condensaciones por humedades debidas a la presencia de daños ocasionados por el agua, infiltraciones en la cubierta, deterioro de ventanas y suelos. En España alrededor del 14% de la población tiene humedades y el 8% hongos, en base a los resultados obtenidos en la encuesta "Panel de hogares de la Unión Europea 2001".

    Se reduce el impacto de enfermedades respiratorias, como irritación, alergias, infecciones y asma. La OMS estima que alrededor del 12% de los niños con asma es debido a la existencia de hongos en sus viviendas, y un 15% a la exposición de humedades.

    Reducción de la exposición al ruido urbano. Se han estudiado los efectos sobre la salud que ocasiona la exposición a elevados niveles de ruido que ocasiona problemas cardiovasculares y problemas mentales a largo plazo.

    Mejora la salud de la ciudad. El 20% de las emisiones de CO2 en España son generadas por el sector de la edificación residencial durante su uso. Según el Plan Nacional de Aire la mala calidad de aire de nuestras ciudades es la responsable de 14.000 muertes prematuras al año.

    Mejora de la economía global. Una vivienda rehabilitada ahorra a la administración pública 350 euros al año en gastos sanitarios y laborales.

    Actualmente todas las Comunidades Autónomas y muchos municipios disponen de beneficios fiscales, subvenciones y modelos de financiación que facilitan el poder afrontar el alto coste de la rehabilitación.

    ¿Qué nos ofrece un coche eléctrico? Un vehículo que funciona con energía eléctrica almacenada en una batería. Este, no produce emisiones de gases contaminantes ni de CO2 en su entorno cercano, y tampoco en su ciclo de vida en general, si la energía que se usa para cargarlo proviene de fuentes renovables.

    Cero Emisiones Locales: Los coches eléctricos no emiten gases contaminantes ni CO2 en su entorno cercano CO2 por lo que repercute significativamente a la mejora de la calidad del aire en las ciudades.

    Los motores eléctricos son inherentemente más silenciosos que los motores de combustión interna por lo que contribuyen directamente a la reducción del ruido urbano.

    Reducción del gasto familiar en combustible ya que los costos de electricidad suelen ser más estables y predecibles que los precios de los combustibles fósiles, lo que puede ayudar a las familias a ahorrar dinero a lo largo del tiempo.

    Además, requiere menos mantenimientos regulares que los vehículos con motores de combustión interna.

    Igualmente existen beneficios fiscales y subvenciones que reducen el costo inicial y hacen que la compra sea más atractiva.

    Pero ¿cuál de las dos inversiones planteadas es mejor para el planeta?

    Teniendo en cuenta que las dos opciones son inversiones en sostenibilidad vamos a analizar la reducción de emisiones asociada a cada una de las dos opciones para poder compararlas con estas dos premisas:

    Se calcula que un trayecto casa-trabajo emite aproximadamente 2,64 kilos de CO2 en un coche diésel, teniendo en cuenta que en España hay 226 días laborables al año, solo en desplazamientos al trabajo un coche consume 1,20 toneladas de CO2.

    Por otro lado, una vivienda de 90 metros cuadrados en Madrid emite alrededor de 5,3 toneladas de CO2 al año. Esto equivale a más de cuatro años de trayectos al trabajo de un coche promedio de combustión interna.

    En este punto podríamos justificar que el coche eléctrico no emite tales emisiones, pero debido a que la producción de energía eléctrica en España está compuesta por un mix de energías renovables y no renovables, la carga de un coche eléctrico también lleva asociadas unas emisiones de CO2. Tomando los últimos datos disponibles, podemos estimar que un coche eléctrico enchufado a la red eléctrica española (datos 2021(Generalitat de Catalunya, 2023)) consume 270,67 kg de CO2 al año. Eso quiere decir que el usuario dejaría de emitir cada año 922,61 kg de CO2 con un vehículo eléctrico frente a otro de combustión interna.

    Ahora vamos a estimar cuál es la reducción de CO2 de una vivienda después de someterse a una rehabilitación energética. Sabiendo que una casa estándar consume unas 5,3 toneladas de CO2, y sabiendo que las rehabilitaciones energéticas sujetas a subvención, como mínimo deben reducir un 35% de la demanda energética de la calefacción, estaríamos dejando de emitir unos 1.800 kg de CO2 al año al rehabilitar nuestra vivienda.

    En Bauwood partimos de la premisa de la realización de renovaciones integrales de la envolvente térmica de los edificios, que con una inversión media de 40.000 euros obtenemos unos ahorros promedio del 50% en el consumo de energía primaria no renovable. Esto genera una reducción de emisiones anuales por vivienda de 2,65 toneladas de CO2 al año, respeto a los 922,61kg del cambio al coche eléctrico.

    Y, ¿a nivel económico? Para visualizar bien, la escala vamos a compararlo con el dinero invertido.

    El precio medio de oferta del vehículo eléctrico de ocasión cierra el año situándose en los 39.726 euros según el informe ElectricarVO. Por lo que una familia al decidir comprar el coche eléctrico invierte 40.000 euros y se produce un ahorro de 922,61kg; esto significa que cada kg de CO2 ahorrado ha costado 44,45 euros/KgCO2 ahorrado.

    En cambio, al rehabilitar tu casa por el mismo precio, estas ahorrado, como mínimo 1.800 kg, lo que supondría 22,23 euros/KgCO2Ahorrado, y en el caso promedio 15,30 euros/KgCO2 ahorrado.

    Hay que tener en cuenta que a medida que avanza la tecnología, este impacto del cambio del coche de combustión al eléctrico va a ser mayor y más rentable, pero a día de hoy, a nivel ecológico, sale más rentable invertir el dinero en una rehabilitación que en un cambio de un coche de combustión a eléctrico, si hablamos estrictamente de euros/CO2 ahorrado.

    Ahora, sabiendo la rentabilidad de los euros/kgCO2 ahorrado, vamos a mirar también, cómo evolucionará nuestro dinero durante la vida del producto en el que planteamos nuestra inversión. Para compararlas a nivel financiero tomamos los 40.000 euros del apartado anterior que nos permiten comprar un coche eléctrico de unos 400 km de autonomía o invertir en una rehabilitación energética que incluye la mejora en envolvente térmica e implantación de energías renovables para autoconsumo y calefacción.

    Una vez hemos establecido el escenario de comparación vamos a ver como rediría ese dinero según la opción.

    Lo primero que hay que tener en cuenta es que los vehículos pierden valor rápidamente en los primeros años de su vida. Según un estudio de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC), un coche nuevo pierde alrededor de un 20% de su valor en el momento de su matriculación. Este porcentaje se reduce con el tiempo, pero sigue siendo significativo. En España, la pérdida de valor media de un coche nuevo en los primeros 5 años es del 60%. Esto significa que un coche que se compra por 40.000 euros solo valdrá 16.000 euros en 5 años.

    Además, hay que tener en cuenta que estamos en un momento complejo para esta tecnología, debido a la constante mejora de esta, el precio y la oferta no se acaban de estabilizar. Los datos muestran que los precios de los coches eléctricos están en constante disminución, al tiempo que la autonomía y la eficiencia de las baterías mejoran. La tendencia sugiere que cuanto más esperemos, mejor inversión será la compra. La inversión en la rehabilitación energética de un hogar puede ser una opción financiera más sólida y estable que la compra de un vehículo eléctrico hoy en día. Las mejoras energéticas, como la instalación de aislamiento, ventanas de altas prestaciones o sistemas de calefacción y refrigeración eficientes, pueden ayudar a reducir el consumo de energía y los costes mensuales.

    Según un estudio del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), las mejoras energéticas pueden generar ahorros de hasta un 70% en los costes de energía. Esto puede traducirse en un ahorro significativo a largo plazo, especialmente para los hogares que consumen mucha energía.

    A este ahorro producido por la reducción de demanda energética hay que sumarle la revalorización de tu inmueble después de esta rehabilitación. Según el modelo desarrollado por Sociedad de Tasación, una vivienda de más de 50 años incrementaría su valor un 25 % de media tras ser rehabilitada.

    La elección entre invertir en la rehabilitación energética de tu hogar o comprar un coche nuevo es una decisión crucial para la economía doméstica. Considerando la revalorización de tu propiedad, la reducción de emisiones y la tendencia a la baja de los precios de los coches eléctricos, la opción más sabia hoy en día parece ser la rehabilitación energética. No solo estarás invirtiendo en mejorar tu calidad de vida y el medio ambiente, sino también tu futuro financiero.