La curiosa historia del matrimonio que invertirá una fortuna en "resucitar" el balneario de Aguas de Carabaña
- "Se dieron cuenta de que tenían en sus manos la Coca-Cola española"
- "Llegaron a vender 3 millones de botellas de agua al año en todo el mundo"
Alba Brualla
Los romanos ya sabían de las bondades de esta agua, pero fue Ruperto Jacinto Chávarri el que llevó las aguas de Carabaña a su estrellato mundial en 1883. Más de un siglo después un matrimonio quiere devolver el brillo al histórico balneario termal de Aguas de Carabaña.
Se trata de la española Marta García de Alcaraz y el americano Roy Chacón, una pareja que residía en China hasta que llegó la pandemia. "Teníamos un negocio de viajes de estudio. Trabajábamos para escuelas de negocio y universidades llevando a los ejecutivos a distintos destinos internacionales, pero con el Covid, desafortunadamente, nos quedamos sin negocio y sin casa", explica García de Alcaraz en una conversación con elEconomista.es.
"Cuando llegó la pandemia estábamos fuera de China y no pudimos regresar. Fue un varapalo muy grande en el que tuvimos que reinventarnos. Estuvimos un tiempo en EEUU, en California, donde reside la familia de mi marido y ahí disfrutamos de unos días en unas aguas termales. Esa conexión con la naturaleza nos ayudó mucho en esos momentos de tanto desasosiego", apunta la empresaria. Cuando volvieron a Madrid, donde reside su familia buscaron un espacio similar. Pero no lo encontraron.
"Lo único que apareció en la búsqueda fue el balneario de Carabaña, nos generó curiosidad y nos acercamos a verlo. Este espacio llevaba 10 años cerrado tras la quiebra de su anterior propietario, el grupo Foxá y pensamos que podía ser una buena idea reabrir este espacio creando un concepto diferente en la Comunidad de Madrid", explica Marta.
Tras hacer una extensa due dilligence de los activos que se encuentran en la finca de 86 hectáreas decidieron cerrar la compra del terreno con Avalmadrid, propietaria del activo tras la liquidación del Grupo Foxá. "Nuestra idea es recrear la experiencia que se vive en los balnearios de Islandia, que poco tiene que ver con la de España, donde la oferta existente consiste en edificios que son generalmente paradores con una piscina de agua caliente muy dirigida a la población mayor. Se trata de un modelo de negocio basado en las ayudas del Imserso y en general poco viable. Todos hacen aguas", bromea la empresaria.
Inversión millonaria
Una vez cerrada la compra de los terrenos bajo la sociedad de Grupo Salasia, con una inversión comprometida de 3 millones de euros solo para la primera fase del proyecto, el trabajo que tiene por delante el matrimonio no es tarea fácil, ya que ahora se han topado de frente con la barrera de la administración. "Por su peculiaridad la finca necesita una serie de licencias y permisos muy variados como licencia de minas, explotación de manantial, también tenemos que tratar con otros organismos como con Medio ambiente o la Confederación Hidrográfica del Tajo, ya que pasa por ahí el Tajuña", explica la empresaria.
Con la entrada en vigor de la ley ómnibus pensaban que se agilizarían los procesos, ya que "delega muchas funciones en los ayuntamientos, pero nos hemos dado cuenta de que en el caso de un proyecto tan grande como el nuestro es un cuello de botella". "Este es un ayuntamiento pequeño y no está organizado para poder atender las necesidades de un proyecto como este, en el que el tiempo que tardemos para ponerlo en marcha es crucial para nosotros ya que supone un coste tremendo". "De hecho, queremos apelar a la atención directa de la Comunidad de Madrid, ya que esta no es una finca más", destaca Marta.
"Tenían en sus manos la Coca-Cola española"
Y lo cierto es que no miente, ya que las Aguas de Carabaña tuvieron fama mundial e incluso fueron reconocidas obteniendo premios en distintos países. El mérito de este triunfo lo tiene Ruperto Jacinto Chávarri, que a finales del siglo XIX acude a estas tierras llamado por un vecino que era el Doctor Santonja, propietario de las parcelas donde se encontraba el manantial. "Analizaron el agua y se dieron cuenta de que tenían en sus manos la Coca-Cola de España", apunta la empresaria.
"Entre los dos ponen en marcha el desarrollo industrial de este manantial. Chávarri va adquiriendo más tierras para poder expandir el negocio y monta una embotelladora (no nos pertenece) y una central eléctrica que alimente esa embotelladora y también una evaporadora de las aguas para recuperar esas sales para elaborar jabones y empieza a promocionar el producto a nivel internacional", detalla Marta. La explotación de las aguas arranca con el nombre de "La Favorita" y en poco tiempo logró renombre internacional.
En Francia era conocido con el nombre de "La Santé". De hecho, se reconoció antes como bien público en el país vecino. Así, en 1885, la Academia de Medicina de París repitió el análisis químico y autorizó su uso en la nación francesa.
El agua medicinal de Carabaña se presentó en las exposiciones y congresos médicos de la época, obteniendo numerosas premios, entre otros en la Exposición Universal de París de 1889. En 1948 ya había obtenido 12 Medallas de Oro y 11 Diplomas de Honor.
En 1892 Chávarri ordenó levantar un precioso edificio para albergar el balneario, pero a punto de ser inaugurado la legislación fue modificada y el futuro hotel del balneario quedó como casa y finca de recreo para la familia.
"Chávarri era un auténtico visionario que creo una marca a nivel global y llegó a vender 3 y 4 millones de botellas al año y con la embotelladora daba trabajo a 100 personas de forma directa y a otras 100 de forma indirecta", apunta García de Alcaraz.
"La Toscana" de Madrid
Ahora el matrimonio quiere devolver la actividad a esta tierra que "es una gran desconocida en la Comunidad de Madrid y se asemeja en paisaje a la Toscana". Un tesoro en bruto que quieren relanzar como el único spa natural de Madrid, situado a tan solo 40 kilómetros de la Capital.
El balneario se alojará en el epicentro de una mina de sal sembrada de olivos centenarios y, ofrecerá la experiencia de sumergirse en piscinas naturales frías y calientes al aire libre, así como otras formas innovadoras de beneficiarse de las cualidades medicinales del agua y las sales del manantial, como el haloterapia.
Grupo Salasia espera cerrar una ronda de inversión para desarrollar y ejecutar el proyecto de SPA y poder inaugurarlo en 2025 con un capital previsto de entre 8 y 13 millones de euros, pero, ya desde este otoño, ofrece experiencias privadas de ocio y cultura en otra zona de la finca, que atraviesa el Rio Tajuña y que ya ha rehabilitado a lo largo de este año. "Lo hacemos en colaboración con socios locales. Nosotros visualizamos esto como un proyecto tractor y transformador de esta comarca", concluye.
Inspiración islandesa
El proyecto se inspira en las piscinas naturales frías y calientes al aire libre de Islandia, tierra de fuego y de hielo. Será de uso diurno y prevé conquistar a un público más joven y amplio, por su planteamiento de ocio y bienestar novedoso en España. Para ello, Grupo Salasia cuenta en su equipo con Dagny Petursdóttir, experta en la operación de este tipo de espacios, cofundadora de Sky Lagoon Iceland, y antigua directora general del icónico Blue Lagoon, uno de los spas más grandes del mundo y referente turístico de Islandia, con un flujo de 1,2 millones de visitantes al año.