Boeing culmina su año más negro con el 'sorpasso' histórico de Airbus en ingresos
- El gigante aeronáutico europeo mejora las cifras de negocio, beneficios y entregas de aviones
- Ambas se ven lastradas por el mal desempeño de sus divisiones de Espacio y Defensa
- Airbus eleva su dividendo hasta los 3 euros tras aumentar sus ganancias un 12%
Víctor de Elena
El año 2024 fue testigo de un panorama sin precedentes en el sector aeronáutico mundial. La crisis de reputación de Boeing como consecuencia de un incidente en un avión 737 MAX de Alaska Airlines a principios de enero llevó a la compañía a una reducción de su actividad que se saldó con una espiral negativa de sucesos: dejó parte de su flota en tierra para su análisis; provocó la dimisión de su CEO; recortó su producción; motivó una huelga de empleados durante 53 días y acabó con el despido del 10% de su plantilla, más de 17.000 trabajadores. Los que se quedaron, en cambio, lograron subidas de sueldo del 40% en cuatro años.
A este lado del Atlántico y sin hacer ruido alguno, Airbus continuaba elevando su producción y con ello, sus finanzas. Reconducida la americana, la brecha entre ambos gigantes de la industria aeronáutica empieza a reducirse de nuevo, tanto en pedidos y entregas como en bolsa, con la única incertidumbre de sus divisiones de Defensa y Espacio, que siguen profundizando en sus pérdidas. De momento, Boeing ya ha superado a Airbus en número de entregas comerciales en enero, algo que no se daba desde marzo de 2023.
En 2024, la industria europea mantuvo su dominio en el mercado de entregas comerciales, con una cifra total de 766 aviones proporcionados a lo largo del año, 31 más que en 2023, cuando fabricó 735. La fortaleza de la familia A320, que un año más volvió a ser el modelo más demandado en todo el mundo, se plasmó en 602 entregas. Se acerca cada vez más al ritmo de producción prepandemia: en 2019 alcanzó su máximo con 863 unidades puestas a disposición del cliente.
En el lado contrario, Boeing vivió un año complicado, con una caída notable en el número de entregas. En concreto, redujo un tercio su producción, el equivalente a 180 unidades, pasando de 528 a 348. Esta caída se debió a la combinación de factores antes mencionada, donde destacan los recortes de producción y los efectos de una huelga de 53 días que afectaron su capacidad de entrega. A pesar de este descenso, Boeing experimentó un repunte hacia finales de año que espera consolidar este 2025.
Unas finanzas dispares
El rendimiento financiero de Airbus y Boeing en 2024 fue un buen reflejo del distinto momento que viven compañías. Airbus cerró el año con unos ingresos de 69.230 millones de euros en su división de aviones comerciales, creciendo un 6% interanual, impulsado por el aumento de entregas.
En ese tiempo aumentó su plantilla un 6%, hasta dar cobijo a 156.921 trabajadores; y consolidó su posición en el mercado anotándose unos beneficios netos de 4.232 millones de euros, un 12% por encima del año previo. Se acerca así al máximo histórico de 2022, cuando ganó 4.247 millones.
En el lado contrario, Boeing sufrió un deterioro significativo en sus resultados financieros. La compañía registró unas pérdidas netas de 11.352 millones de euros en 2024, cinco veces más que los 2.151 millones en rojo del año anterior; y cerró el año con unos ingresos de 63.837 millones, una cifra por primera vez inferior a la de su eterno contrincante.
Una parte de la caída procede de la menor facturación del negocio comercial (-14%), pero el resto procede de su división de Defensa, que acumuló cargos negativos debido a sobrecostes y problemas en contratos militares. Además, tuvo que hacer frente al gasto que supuso la reducción de plantilla, mermando su ya escasa rentabilidad.
La deuda asfixia a Boeing
En términos de deuda, Airbus mantuvo una posición relativamente estable en 2024. La compañía cerró el año con una deuda neta de 6.100 millones de euros, reflejando una gestión financiera prudente y un flujo de caja positivo impulsado por las entregas de aviones comerciales. Esta solidez le ha permitido seguir invirtiendo en el desarrollo de nuevas tecnologías y en la optimización de su cadena de producción, con el objetivo de cumplir con su ambicioso plan de entregas para 2025.
Boeing, en cambio, afrontó un panorama financiero mucho más desafiante. La compañía acumuló una deuda bruta de aproximadamente 51.600 millones de euros a 31 de diciembre de 2023, un nivel que refleja las dificultades del negocio en los últimos años y la necesidad de refinanciarse para sostener sus operaciones. Aunque ha anunciado planes para reducir gradualmente su deuda en los próximos años, incluidas desinversiones, la empresa sigue dependiendo de una recuperación sostenida en su división comercial —cuyos ingresos cayeron un 33%— y de una mejora en la rentabilidad de sus contratos de defensa para estabilizar su situación.
Crisis en las divisiones de Defensa y Espacio
Más allá de los aviones de pasajeros, ambas compañías cuentan con importantes divisiones de Defensa y Espacio que también desempeñan un papel clave en el contexto global, cada vez más volcado a reforzar los ejércitos. Pero un año más, ambas divisiones encontraron en dificultades, reflejando las complejidades del mercado de defensa y los proyectos espaciales en un contexto de incertidumbre económica y competitiva.
La división de Defensa y Espacio de Airbus profundizó en sus pérdidas al contabilizar nuevos cargos inesperados. La compañía ha reportado un resultado operativo (Ebit ajustado) de -566 millones de euros, más que duplicándose respecto al 2023 (-229 millones), pese a que los ingresos crecieron un 5%. El principal motivo, los 1.300 millones de sobrecoste contabilizados en varios programas espaciales; y los 300 millones que ha tenido que asumir tras concluir la revisión técnica de la división, que se ha saldado con el despido de 2.500 empleados en varias fábricas, incluidos 300 en España.
A pesar de ello, sus dificultades son anécdotas si se comparan con la presión financiera que ha tenido que soportar Boeing. La firma estadounidense triplicó las pérdidas del área de Defensa, Espacio y Seguridad (de unos 1.700 a 5.200 millones) y sus ingresos cayeron un 4%. La empresa achacó esta situación a cargos por valor de 1.630 millones de euros en varios programas de defensa.
La luz al final del túnel
Pasada la tormenta, Boeing puede celebrar que se vislumbran ciertas señales de recuperación en el horizonte. En enero del nuevo año entregó 45 aviones comerciales, superando a Airbus por primera vez desde marzo de 2023 y mejorando sus cifras del año anterior.
La firma americana espera mantener este ritmo de recuperación y estabilizar su producción en los próximos meses, especialmente en el programa 737, lo que podría permitirle reducir la brecha con su rival europeo. Su cartera total de pedidos creció de manera importante durante el ejercicio, casi un 20%, hasta rozar los 500.000 millones de euros, apoyada en un importante aumento de encargos de aviones comerciales.
Por su parte, Airbus ha elevado levemente sus previsiones de entrega para 2025, con un objetivo de alcanzar unos 820 aviones comerciales, acercándose poco a poco al máximo histórico de 2019, cuando entregó 863 aeronaves. La cartera total de pedidos del grupo creció un 14% durante el año hasta valorarse en 628.917 millones de euros, pero la de aeronaves comerciales cayó un 1%. Sólo recibió 826 encargos durante el año, menos de la mitad que el ejercicio anterior, cuando negoció la fabricación de 2.094 unidades.
De momento, pocos discuten su liderazgo en la industria aeronáutica, aunque su capacidad para mantenerlo dependerá de cómo gestione los retos en curso, como las políticas arancelarias de los Estados Unidos o los problemas que puedan generar estos en la cadena de suministro. Ambos fabricantes prosiguen así con su fase de ajustes internos y mejoras operativas, pero el camino a la recuperación iniciado por Boeing sugiere que en menos de lo esperado podría reducir la distancia que actualmente le separa de Airbus.