Transportes y Turismo

El lucrativo negocio de los 'megayates': cada uno aporta 6,5 millones a la economía

El superyate Eclipse, del multimillonario ruso Roman Abramovich, en 2017. / Alamy Stock

Víctor de Elena

Si adquirir un yate es un privilegio reservado para unos pocos afortunados, mantenerlo se ha convertido en un problema adicional... para su dueño, pero no para la economía. La inflación de la energía y las exigencias ambientales están provocando un aumento de costes en este tipo de embarcaciones de lujo. Gastos que, a su vez, se traducen en un mayor impacto económico en la industria náutica que, en el caso de España, ha registrado un notable crecimiento durante los últimos años.

La gestora de instalaciones portuarias Ocean Infrastructures Management (OIM) ha cifrado en 6,5 millones de euros el impacto económico anual de cada megayate presente por el mundo. Y pese a que estas cantidades están al alcance de unos pocos, la flota de superyates por todo el mundo no dejará de crecer en los próximos años: superará los 7.000 en el año 2032, frente a los 6.270 registrados a finales de 2021, citando datos publicados por The Superyacht Group.

Esta firma, cuya matriz Ocean Capital Partners gestiona instalaciones portuarias, considera en un informe consultado por elEconomista.es que existe una oportunidad de negocio en España debido al crecimiento "sin precedentes" que registran este tipo de embarcaciones durante los últimos años.

Así, ha destacado el alto potencial de nuestro país como destino para atraer a todo tipo de yates después de que la actividad asociada a estos y desarrollada por la industria auxiliar marítima haya superado la nada despreciable cifra de 1.000 millones de euros de impacto económico, según cifras del sector.

Más de mil empresas a su servicio

Así, según datos de la Asociación Española de Empresas Náuticas (ANEN), el país tiene registradas hasta mil empresas dedicadas a la reparación y mantenimiento de yates, que generan unos 7.300 empleos e ingresos de explotación próximos a 850 millones de euros que, además, generan un valor añadido adicional de otros 310 millones.

Para OIM, los yates y superyates "tienen un impacto significativo en la economía y en la creación de empleo, así como en la atracción de una industria auxiliar especializada". Según explican, el mantenimiento de una embarcación de este estilo, las tasas que han de abonar y los costes salariales que afrontan equivalen, cada año, a cerca del 10% del precio de la embarcación.

"Los megayates son prácticamente pymes flotantes, que demandan servicios de todo tipo allí donde atracan, tanto para el propio yate como para los usuarios y tripulaciones", explican desde la consultora. Según sus cálculos, un barco de 100 metros de eslora genera un impacto económico de 6,5 millones de euros y hasta 130 empleos cada año.

Una industria creciente

La industria náutica dedicada a los yates es muy diversa. Las operaciones de mantenimiento y reparación se centran en varaderos o astilleros, que acogen todo tipo de grúas, talleres mecánicos y áreas de almacenamiento. El amarre corre a cargo de las marinas, donde se ofrecen los servicios de abastecimiento, limpieza y seguridad.

Sin embargo, las cada vez mayores exigencias de los clientes está dando lugar a la generación de nuevos empleos, tales como la carpintería y ebanistería interior y exterior, la pintura de las embarcaciones, especialistas en fibras, servicios de grúa o carretillas elevadoras. También se están dando lugar nuevos oficios como arquitectos navales, ingenieros de comunicaciones y sistemas, así como nuevas especialidades en mecánica, hidráulica y metalurgia, entre otras.

Además, el cada vez mayor peso de la sostenibilidad en el sector marítimo están dando lugar a nuevas prácticas para fomentar el ahorro energético y económico. Entre ellas se encuentran la mejora de hidrodinámicas avanzadas, el tratamiento de aguas grises, la introducción de sistemas renovables para propulsión, la optimización de consumos o el aumento de la eficiencia energética en el equipamiento a bordo.

Este reto para lograr una navegación más verde está implicando también a las marinas y puertos, que han de adaptar al mismo tiempo sus instalaciones, una operación que requiere de un elevado coste. Especialmente críticas son las infraestructuras de repostaje y conexión eléctrica, dado el cada vez mayor uso de combustibles alternativos y tecnologías eléctricas.

Por esta razón, desde OIM destacan que "cada vez es más imprescindible capacitar a las plantillas para enfrentar el reto de la sostenibilidad en todos los ámbitos", abogando por prácticas sostenibles, el uso eficiente de los recursos o la adopción de tecnologías avanzadas para reducir la huella ecológica. "Las empresas deben invertir en programas de formación que sensibilicen a los empleados sobre la importancia de la sostenibilidad y les proporcionen las habilidades necesarias para aplicar soluciones innovadoras", explican desde el grupo.