Transportes y Turismo
Una aerolínea ofrece 10.000 dólares a sus pasajeros para que cambien de vuelo
- Delta Air Lines necesitaba liberar 8 asientos en un vuelo sobrevendido
elEconomista.es
Queda oficialmente inaugurada la temporada de vacaciones. Tras dos años de restricciones, la gente está deseando disfrutar del verano y ya lo tiene todo planeado. El problema es que las aerolíneas llegan a su encuentro con una plantilla reducida consecuencia de la pandemia y huelgas convocadas por sus trabajadores. Una situación que está provocando la cancelación de vuelos a diario e incluso ha llevado a alguna empresa aérea a pagar a los pasajeros grandes sumas de dinero por cambiarse de vuelo. Es el caso de Delta Air Lines, que pagó 80.000 dólares a 8 voluntarios que cedieron sus asientos en un vuelo sobrevendido de Michigan a Minnesota.
En un principio, la aerolínea ofreció a las personas que esperaban para embarcar en el avión 5.000 dólares para que abandonaran sus asientos. Una vez iniciado el embarque y al ver que nadie aceptaba, Delta Air Lines aumentó su oferta hasta los 7.500 dólares, una cifra que alcanzó los 10.000 dólares cuando los pasajeros ya estaban sentados en sus asientos. Fue entonces cuando algunas personas se presentaron voluntarias a retrasar su vuelo, aunque hubo que esperar 20 minutos para conseguir dejar libres 8 asientos. El pago se realizó a través de Apple Pay o de una tarjeta regalo Visa, según relató una persona que no se ofreció voluntaria a KTVB 7.
Aunque parezca una cifra sorprendente, no es tan inusual. Antes de 2017, la política de Delta Air Lines para vuelos sobrevenidos era pagar 1.350 dólares a los pasajeros que hubiera que reubicar en otra aeronave, pero hace cincos años la compañía decidió aumentar esa cantidad hasta los 10.000 dólares, según un informe de CNBC que publica Fortune.
La aerolínea estadounidense no es la única que se ha visto sobrepasada por la situación. La falta de personal en aviones y aeropuertos, combinada con el fin de las restricciones y la inflación, han sido los ingredientes de un cóctel que ha dado como resultado la cancelación de cientos de vuelos. Además, no parece que haya una solución fácil y rápida a esta situación, ya que los problemas de personal se deben a que muchos trabajadores no quieren volver a sus antiguos puestos y las compañías tampoco están por la labor de hacer nuevas contrataciones, movidas sobre todo por el miedo a que el boom de los viajes dure poco.
Lo mismo ocurre con los aeropuertos. Schiphol (Amsterdam) y Gatwick (Londres) han anunciado que limitarán el número de vuelos incluso durante el período de mayor pico de vacaciones. En el caso de este último, el número de vuelos diarios pasará de los 900 registrados en julio y agosto de años anteriores a 825 y 850, respectivamente.