Telecomunicaciones
¿Por qué Vodafone suma casi un ERE cada dos años desde 2013?
- La 'teleco' acumula una serie de razones históricas que explican su sucesión de despidos
- Vodafone España ofrece 24 días por año trabajado con un máximo de 14 mensualidades
- Vodafone y los sindicatos empezarán a negociar el ERE el próximo martes
Antonio Lorenzo
Madrid,
Vodafone España y los representantes de sus trabajadores iniciaron ayer las negociaciones del nuevo Expediente de Regulación de Empleo (ERE) lanzado por la compañía la semana pasada, con un impacto inicial que amenaza el futuro inmediato de 1.198 trabajadores, el 37% de la plantilla. Por lo pronto, la empresa ha presentado una primera oferta de indemnización de 24 días por año trabajado con un máximo de 14 mensualidades.
El referido plan de despidos masivo viene de la mano de los nuevos dueños del operador, el fondo Zegona —preocupado por reducir costes y mejorar eficiencias—, pero la medida no supone ninguna sorpresa en la plantilla. Desde 2013 hasta la fecha, la teleco ha sufrido cinco planes de despidos colectivos, casi uno cada dos años, con un impacto laboral que sumará 4.360 bajas en los once últimos años. Esta cifra podría ser ligeramente menor si los sindicatos logran rebajar la afectación del ajuste masivo que se debatirá hasta antes del próximo 17 de julio.
Entre las justificaciones esgrimidas en el actual ERE destaca la sobredimensión laboral de Vodafone España, compañía que convive "con una estructura de altos costes de personal en comparación con otras empresas del sector", según explicó Zegona en su plan industrial. Así, para la firma de origen británico, el futuro modelo organizativo "ayudará a garantizar la viabilidad del negocio", cuya lectura viene a interpretarse con un llamamiento a la reducción de plantilla para salvar la empresa.
De acuerdo con el documento presentado por Vodafone España a los trabajadores apunta que el procedimiento de despidos masivos "surgen del convencimiento de que es la única fórmula para garantizar la viabilidad y competitividad de la empresa a futuro". Ante esa crítica situación, Zegona propone abordar el proceso con una "actitud responsable y dialogante", con la "voluntad de alcanzar el mejor acuerdo posible para todas las partes".
El sindicato UGT interpretó el ERE de Vodafone de forma muy diferente a la empresa. En su caso, la central sindical aludió a la confluencia de "una dirección incapaz de idear soluciones reales que han aquejado a Vodafone España y a la inacción de una administración que no solicitó ninguna garantía para el empleo en la aprobación de la venta de Vodafone España a Zegona.
UGT también culpó del ERE a "la falta de visión estratégica, la incapacidad de leer la evolución del mercado, el desprecio a la innovación y el I+D, y al servilismo ante la voracidad de los accionistas". A todo lo anterior, UGT añadió una "regulación perniciosa y las altas aportaciones de impuestos", como causas que destruyen empleo en el sector.
Los problemas de Vodafone son comunes para el resto del sector, aunque algunas empresas están más expuestas que otras ante las actuales contingencias tecnológicas y sociolaborales. Así, Telefónica culpó de su primer ERE en los diez últimos años por el "excedente funcional" de trabajadores debido a cuatro elementos: la llegada de nuevos servicios que dejan obsoletos los anteriores; la práctica finalización del despliegue de fibra óptica hasta el hogar; el cierre de las centrales del cobre; y la automatización de los procesos, con la llegada de la virtualización y la IA.
La agresividad comercial -con continuas guerras de precios-, y la consiguiente presión sobre los márgenes empresariales tampoco ayudaron al negocio. De hecho, el carácter deflacionista del mercado español de las telecomunicaciones sigue siendo uno de los lastres históricos de la industria. Bajo la norma "más por lo mismo", los operadores han venido ofreciendo mayores servicios, velocidades y prestaciones de forma periódica, sin que esas mejoras conlleven incrementos de costes equivalentes.
Los sucesivos movimientos de consolidación sufridos en el sector también han dejado su huella en el volumen de los recursos humanos de los operadores españoles, empezando por los equipos directivos. El solapamiento de áreas administrativas y comerciales, fruto de las últimas fusiones y adquisiciones sectoriales, es fuente recurrente de EREs. Por lo tanto, las miradas apuntarán en breve hacia la recién constituida MásOrange, cuya plantilla conjunta asciende a 8.300 empleados.
El exCEO de Orange España y actual responsable financiero de la compañía francoespañola, Ludovic Pech, ha asegurado que los ahorros y sinergias esperadas de 450 millones de euros al año a partir de 2028 únicamente salpicará a las áreas "industriales", pero no por el tijeretazo a la plantilla. No obstante, los sindicatos no terminan de creerse ese argumento. En el caso de la teleco francesa firmó una garantía de que no se abordaría un proceso de despido colectivo durante los dos años siguientes al ERE pactado con los sindicatos a mediados de 2021.