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Honor 8, el ejemplo de cómo la gama media ya planta cara a la gama alta


    Chema Flores Quesada

    Honor ha subido la apuesta. La segunda marca de Huawei lanzó el pasado agosto el Honor 8, un smartphone que presenta prestaciones, diseño y precio para ser la opción de compra predilecta entre los que quieren un smartphone de alta gama sin sacrificar la cartera.

    Lo primero que llama la atención al sacar al teléfono de la caja es su aspecto. La compañía ha conseguido imprimir en un terminal de 400 euros el diseño de todo un gama alta. Bordes de aleación de aluminio, una parte trasera de vidrio cuyas capas se entrelazan para dar un aspecto bonito al terminal y todo para hacer un terminal agradable en la mano, de esos que cuesta soltar. Precisamente, en esta parte trasera se encuentra el lector de huellas que, a diferencia de lo que ocurre en otros smartphones, su colocación ahí no hace chirriar el diseño.

    Más allá de su cuidado aspecto exterior, el Honor 8 saca músculo en su apartado interno. El teléfono incorpora un procesador Hisilicon Kirin 950 hasta 2,3 Ghz, el mismo que Huawei decidió montar en su gama alta el año pasado, el Huawei Mate 8. Un alto rendimiento que se complementa con los 4 GB de RAM que hacen correr al teléfono con completa fluidez y pasa a confirman que Honor ha dado el salto de la gama media a la gama alta y además cuenta con 32 GB de memoria ampliables a través de microSD (espacio que comparte con la posibilidad de añadir una segunda tarjeta SIM.

    Sin embargo, la verdadera magia del Honor 8 reside en la característica estrella de su hermano mayor, el Huawei P9: la doble cámara trasera. Honor ha apostado por incorporar a este modelo una doble cámara con sensores de 12 megapíxeles que permite al usuario jugar con la profundidad de campo. De este modo, el Honor 8 trae un modo con el que poder cambiar el diafragma abierto para redefinir el enfoque incluso una vez hecha la foto.

    La doble cámara está pensada además para que el usuario tenga el control absoluto a la hora de tomar las fotografías, y es que además de incorporar una serie de presets con los que el teléfono entiende qué situaciones se están dando para tomar una foto, el usuario podrá establecer el modo manual y sacar todo el partido a esta doble lente con apertura hasta f/2.2.

    En la parte frontal encontramos una pantalla de 5,2 pulgadas a una resolución de 1080x1920 píxeles (423 ppi) en un panel LCD, con lo que Honor apuesta sobre seguro y evitando posibles problemas de rendimiento y batería con la incorporación de un panel Amoled. En su frontal también incorpora una cámara de 8 megapíxeles pensada en por y para selfies, con un modo de mejora de retratos en los que el software del teléfono trata de resaltar la belleza del usuario.

    Ejemplo del efecto que consigue la cámara del Honor 8.

    Carga rápida y USB-C

    En su particular declaración de intenciones de ir contra los modelos de gama alta, el último detalle que confirma este órdago es su apuesta por el sistema de carga rápida y la incorporación de un puerto USB-C, salida que de momento sólo están incorporando los mejores modelos de la industria.

    En concreto, con su cargador oficial el usuario puede cargar en apenas media ahora algo menos del 50% del total de los 3.000 mAh que consta en su batería, lo que permite al usuario disponer de un teléfono listo para usar en cualquier situación. Además, pese a hacer un uso intensivo del mismo, el Honor 8 responde bien al consumo de energía y da para acabar el día sin necesidad de cargarlo.

    En resumen, el Honor 8 ha conseguido que la segunda marca de Huawei rompa el estandarte de modelos de gama media con un dispositivo que puede plantar cara a los terminales más ambiciosos del mercado jugando además la baza de su precio.