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Acuerdo fiscal a medias en EEUU: ¿suficiente para que los inversores recuperen la confianza?



    El acuerdo fiscal en Washington nos aleja del precipicio sin proponer una solución sostenible. Pero al menos tenemos un acuerdo. O mejor dicho, medio acuerdo.

    Las dos cámaras han aprobado una primera batería de medidas para evitar el abismo fiscal y abordar la consolidación fiscal. Las dos partes han acordado prolongar los tipos impositivos actuales para las familias que ganan menos de 450.000 dólares, gravar al 20% las plusvalías y los dividendos para los ingresos superiores a los 450.000 frente al 15% actual, y elevar la tasa estatal hasta el 40% en las herencias de más de 5 millones de dólares, entre otras medidas menos importantes.

    Sólo hay acuerdo en las medidas fiscales. Al excluir el techo de deuda y al posponer los recortes de gastos, la política fiscal queda en tierra de nadie. Por tanto, Washington está condenado a otra intensa ronda de negociaciones que será complicada por las divisiones internas y las frustraciones que generó este compromiso de última hora.

    Por tanto, no tenemos todavía los elementos para analizar todas las consecuencias económicas del acuerdo. A corto plazo, los simples hechos de que la economía no caerá en el abismo -aunque técnicamente lo ha hecho- y que la clase media escapa a grandes subidas de impuestos calmarán los temores a una recesión.

    La ecuación de riesgo se mueve al alza y el mercado lo disfrutará mientras los últimos mínimos del año se confirman como la línea roja entre alcistas y bajistas. Pero dicho esto, permanecen en el aire tres cuestiones relacionadas entre sí:

    1) ¿Serán suficientes estos progresos para restablecer la confianza de forma duradera? La confianza de los hogares se vio golpeada el mes pasado y necesitamos una rápida mejoría para evitar el estancamiento del gasto de consumo. Y las empresas necesitan más visibilidad para invertir y estimular el empleo.

    Estos son dos requisitos para que una mejoría de las expectativas de crecimiento se traslade a subidas sostenibles en bolsa.

    2) El abismo fiscal se aleja pero el abismo de los beneficios sigue ahí. Las previsiones para 2013 son vulnerables y los inversores necesitan más información para impulsar al S&P 500 por encima de los máximos de 2012.

    Es probable que cierta euforia inicial nos permita atacar la primera resistencia de los 1.430-1.440 puntos, pero un fracaso sería decepcionante y nos dejaría un mercado lateral hasta que se alcance un acuerdo definitivo.

    3) El dólar está en una encrucijada. La consolidación fiscal y los menores riesgos de recesión en Estados Unidos impulsarían a la divisa al alza en un mundo 'normal'. Sin embargo, la evolución de las últimas semanas sugiere que el dólar se mueve al contrario porque baja frente al euro y sube frente al yen. Y la razón es que un acuerdo político en EEUU reduce el riesgo sistémico, favorece los activos arriesgados y penaliza a los activos que han actuado como refugio anteriormente (lo mismo se aplica a los bonos americanos).

    Respecto al dólar, el mercado nos ha dicho que la zona 1,314-1,315 frente al euro es crucial y que una caída por debajo de estos niveles sería preocupante para las bolsas. No parece ser el rumbo que esta noche marcaron los 1,33 dólares por euro de la sesión en Asia.