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¿Ducha de agua fría o tibia? Los expertos aclaran qué es mejor para combatir el calor

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elEconomista.es

Durante el invierno no hay dudas. El baño o la ducha, con agua caliente para perder el frío y entrar en calor. En verano, en cambio, surgen dos posturas enfrentadas. Por un lado, quienes prefieren el agua fría como método para refrescarse y perder el calor, aunque sea por un rato; por otro lado, quienes detestan el agua fría y necesitan que esté, por lo menos, templada. Más allá de preferencias, ¿qué opción es la más recomendable?

Esta cuestión la ha abordado la doctora Susan Judas, médico especialista en medicina familiar y comunitaria, a través de un artículo publicado en la revista Saber Vivir. Según explica en su artículo, la mejor solución es una ducha tibia.

Una ducha con agua fría hace que te sientas fresco de forma inmediata, pero, en realidad, ayuda a conservar el calor corporal. "Uno de los mecanismos del cuerpo para reducir la temperatura corporal es llevar la sangre a la superficie de la piel para que el calor pueda salir hacia fuera, por eso enrojeces cuando las temperaturas son elevadas y notas la piel caliente. Si te duchas con agua fría para refrescarte, los vasos sanguíneos de la piel se contraen y no dejan eliminar el exceso de temperatura". Del mismo modo, la ducha fría también frena el sudor, otro mecanismo que tiene el cuerpo para eliminar la temperatura interna. "Es como si engañaras al cuerpo haciéndole creer que tiene frío, por lo que deja de sudar", explica la doctora.

Una ducha con agua tibia, en cambio, "estimula el sistema termorregulador del cuerpo al aumentar el flujo sanguíneo hacia la piel y permitir una correcta sudoración, con lo que ayuda a reducir la temperatura corporal", indica Judas.

Cuándo ducharse con agua fría

El agua fría puede ser recomendable para aquellas personas que sudan en exceso, ya que corta la sudoración al momento. Sin embargo, al cabo de un rato el calor volverá y se reactivará la sudoración. Por ello, no basta con estar 30 segundos bajo el agua. "Debes permanecer un tiempo para que la temperatura del cuerpo baje como para frenar la sudoración", indica la doctora.

En cualquier caso, tras la ducha no conviene frotar enérgicamente el cuerpo con la toalla, puesto que así la fricción provocará de nuevo un aumento de la temperatura corporal. También es aconsejable vestirse en una habitación fresca con el objetivo de no comenzar a sudar de nuevo.