Salud Bienestar

Una psicóloga identifica los tres tipos de relación que existen: "Las que no funcionan y que no van a funcionar nunca son las que más abundan"

Foto: iStock

elEconomista.es

Hoy en día, las relaciones de pareja son algo complejo que se establece desde múltiples perspectivas, dependiendo de las personas que lo formen. Si bien, a pesar de que se trata de un vínculo que va cambiando con el paso del tiempo, la realidad es que todas ellas requieren en su esencia de unos pilares básicos.

La psicóloga experta en terapia de pareja Silvia Congost explica en una de sus publicaciones a través de las redes sociales de los tres tipos de pareja existentes, muchos de estos, condicionados por la existencia de una serie de carencias. "Si ahora tenemos una relación o la hemos tenido en el pasado, todas ellas encajarán en uno de estos tres modelos de relación", indica Congost.

El primero de estos modelos es el de la relación sana. Este tipo de vínculos son los que se basan en el amor, en la presencia de valores y proyectos comunes. "Actuamos y nos comunicamos desde la empatía, tratando de entender qué es lo que le ocurre a la otra persona y, sobre todo, desde la compasión".

La importancia de la compasión

Según la Real Academia Española, la compasión es el "sentimiento de pena, de ternura y de identificación ante los males de alguien". Si hay compasión significa que el dolor de la otra persona también "te duele", por lo que haces todo lo posible por evitarlo. "Esto debería ser y así es una relación sana en la que además hay una vida sexual que satisface a ambos miembros", expone la psicóloga.

En segundo lugar, están las relaciones "tóxicas", pero con probabilidad de que consigan recuperarse. En este tipo de parejas, hay una buena base —en cuanto a valores y objetivos comunes—, "pero por algún motivo que no sabemos gestionar, estamos atascados". Lo lógico en estos casos es buscar una solución conjunta que consiga hacer frente a la situación.

Las más comunes

Por último, se encuentran las relaciones que son dañinas y que no tienen probabilidad alguna de que puedan salir adelante: "Relaciones que no funcionan, que no han funcionado y que no van a funcionar nunca. Estas, lamentablemente, son las que más abundan".

No obstante, uno de los mayores problemas de estas es que suelen confundirse con las del segundo grupo, es decir, se mantiene la esperanza de que algún día cambie la situación. "Es cuando quedamos atrapados en la dependencia emocional, esa sensación de 'Ay, hay algunos momentos en los que ya veo que eso no funciona, pero no podemos dejarlo. Me siento incapaz de cortar, prefiero seguir ahí'. Preferimos seguir mal acompañados, que sin esa persona", concluye esta experta.