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Qué significa que una persona no quiera tener hijos, según la psicología
- Este tipo de personas tienden a priorizar más su desarrollo profesional
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elEconomista.es
Desde hace años, la tasa de natalidad en España va en descenso, a excepción de un leve repunte en 2008. La principal consecuencia de esto es que tengamos una población muy envejecida, algo que se ve aún más favorecido por un paulatino incremento de la esperanza de vida, según datos de Statista.
En muchos casos, este fenómeno es fruto de una decisión personal, puesto que, según una encuesta de DYM para 20minutos, uno de cada cinco jóvenes no se plantea ya tener hijos. No obstante, en otros, obstáculos biológicos y sociales pueden representar serias dificultades para quienes sí quieren tener hijos, algo que supone también consecuencias a nivel psicológico.
Una decisión personal
Si bien, centrándonos en aquellos que no quieren tener hijos por decisión personal, la psicología afirma que se trata de algo influenciado por múltiples factores. Uno de los principales viene dado por las grandes dificultades económicas de hoy en día, puesto que implica una gran consciencia y responsabilidad sobre el elevado coste que supone tener hijos.
En otro orden y muy probablemente motivado por lo anterior, algunos prefieren priorizar su desarrollo profesional antes que la crianza, ya que muchas veces esto no resulta sencillo. La flexibilidad en los entornos laborales unido a medidas públicas que facilitan compaginar ambas responsabilidades resulta fundamental.
Visión del futuro
Por último, una visión negativa sobre el futuro hace que muchas personas opten por no tener descendencia. En algunas situaciones, esto está muy vinculado a una actitud anticipatoria, unida, en muchas ocasiones, a una baja autoestima.
Cabe destacar que, a partir de ciertas edades, existe una gran presión social sobre las personas que deciden no tener hijos, siendo a veces calificadas como egoístas o que huyen de las responsabilidades. No obstante, desde un punto de vista psicológico, esta tendencia se interpreta como una búsqueda de realización personal más evolucionada, considerando que tener hijos no siempre es sinónimo de felicidad ni requisito para una vida plena.