Lo que un neurólogo afirma sobre los refrescos gaseosos: "Son lo peor para el cerebro"
Raúl González Pérez
Presente en bastantes alimentos y bebidas, el gas cumple importantes funciones. De hecho, en los refrescos posee un efecto estético y organoléptico: les confiere su sabor ácido e intensifica el sabor y el aroma, según el portal especializado -en línea- 'Refrescantes'.
A su vez, las conocidas burbujas producen vivacidad y efervescencia en las bebidas refrescantes, y la particular sensación que provocan al paladar. Por si esto fuera poco, también actúan como conservante y antioxidante y ayudan a mantener las propiedades de las bebidas.
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Ante este panorama, muchos españoles y españolas se preguntan si estas son buenas o no. A juicio de Shaheen Lakhan, un reputado neurólogo afincado en Miami (Estados Unidos), el consumo habitual de estas bebidas pueden llegar a dañar los vasos sanguíneos que proveen al cerebro, pudiendo provocar varios problemas de salud a los usuarios que los toman.
"Son uno de los peores alimentos para el cerebro. Más concretamente, dejan al cerebro sin el combustible que necesita para funcionar", ha señalado públicamente. Sin duda alguna esto, a largo plazo, puede conducir a sufrir demencias prematuras y accidentes cerebrovasculares.
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No obstante, no es la única consecuencia que el consumo de refrescos puede provocar, para sorpresa de muchos usuarios en las redes sociales: a corto plazo, el azúcar inflama el cerebro y produce irritabilidad, bajo estado de ánimo y alteraciones del sueño.
Por si esto fuera poco, esta bebida puede afectar a nuestro cerebro más allá de los infartos cerebrales, causando adicción con antojos y abstinencia, también con aquellas edulcoradas artificialmente.
"Incluso las versiones dietéticas o cero de los refrescos tienen efectos negativos, ya que los aditivos sin calorías estresan el cerebro y lo engañan para que consuma muchas más calorías y desee azúcar real", ha concluido de manera contundente el especialista.