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Si quieres vivir una vida más feliz (y con menos kilos) a los 50 años, adopta este hábito mañanero, según un estudio

El desayuno es la comida más importante del día. Fuente: Pexels.

Raúl González Pérez

El desayuno es la comida más importante del día porque es la primera. Ni más ni menos. Como llevamos escuchando desde pequeños, gracias a los alimentos que consumimos por la mañana obtenemos toda la energía y nutrientes necesarios para realizar las actividades a lo largo del día.

Al no desayunar, estás perdiendo una oportunidad importante de obtener una buena cantidad de estos nutrientes durante el día. Es más, si no realizas este pequeño 'gesto', es muy probable que no cubras las necesidades mínimas que exige nuestro organismo.

Propiedades

Entre otros beneficios, cabe destacar los siguientes:

  • Permite estar sano y sentirse bien consigo mismas a las personas.
  • Es beneficioso para ser más productivo.
  • Ayuda a aumentar el rendimiento.
  • Mejora el estado de ánimo.
  • Previene el sobrepeso.
  • Activa el metabolismo.
  • Disminuye la ansiedad.

Por lo general, un desayuno adecuado debe estar compuesto de al menos 400 calorías. De ahí que, entre los alimentos que no pueden faltar para que la primera comida del día sea equilibrada, cabe destacar los productos lácteos, los cereales y la fruta.

A tener en cuenta

Ahora bien, ¿cuál es el mejor desayuno para perder peso a partir de 50 años? Según un gran estudio publicado en Journal of Nutrition, Health and Aging, este debe incluir aceite de oliva, pan integral, frutos secos, semillas, avena, fruta, lácteos e incluso verduras, todos ellos asociados a la dieta mediterránea.

Por el contrario, evitar las galletas y bollería. "Promover hábitos de desayunar saludable puede contribuir a un envejecimiento saludable al reducir el riesgo de síndrome metabólico y las enfermedades crónicas que se asocian, mejorando así la calidad de vida", ha manifestado Karla-Alejandra Pérez-Vega, investigadora del Hospital del Mar y del CIBEROBN.

Por si fuera poco, hay que tomar una ingesta equilibrada de proteínas, grasas de alto valor biológico, fibra, calcio, hierro y potasio, pero sin un exceso de azúcares añadidos y grasas saturadas.